Sindicales

22/2/2007|981

Los aceituneros del norte argentino


No hay figurón de la elite política de Catamarca que no dedique un par de días de la semana al cuidado de su finca de olivos y otros cultivos, en especial en tiempo de cosecha, como ocurre en la actualidad. Gracias a las leyes de diferimientos impositivos compraron tierras e hicieron inversiones virtualmente sin costos. A los obreros, sin embargo, no les corren ninguna de esas ventajas.


 


El enriquecimiento de esta gente ha sido, en los últimos años, sencillamente fabuloso. Argentina se ha convertido en el cuarto exportador mundial, con un 10% del mercado. Vende a extranjero 70.000 toneladas de aceituna de mesa por 80 millones de dólares; el valor de la exportación aumento, en 2006, un 60%! Un cálculo elemental demuestra que recibe unos 30 dólares por bandeja de 25 kilos, o sea casi cien pesos. Al cosechador, sin embargo, le paga 3.50 pesos — de donde deduce unos cincuenta centavos por distintos conceptos, en especial los aportes a UATRE. El valor de la producción exportada resulta, de esta manera, unas 35 veces superior al salario por bandeja. Si en lugar de la bandeja se tomara como unidad a la hora de trabajo o a la cosecha por hectárea, la tasa de explotación resultaría mucho mayor, porque tendría en cuenta el ritmo o intensidad de trabajo y la incorporación de familiares que no cobran remuneración alguna. La patronal no se queja por el ‘peaje’ que paga a UATRE, porque la burocracia del sindicato le garantiza la ‘paz’ social. Cada tanto, UATRE sale a denunciar las condiciones brutales de explotación de las cosechadoras y cosechadores. Estos trabajadores aportan a la Obra Social que no usan por su condición de migrantes.


 


El Partido Obrero plantea que debe establecerse una remuneración mínima por bandeja equivalente al costo de una canasta familiar, que tenga en cuenta el tiempo individual invertido en la cosecha por cada trabajador más una prima por trabajo excepcional. O sea, sustituir la remuneración a destajo por un salario por hora y jornada.


 


En segundo lugar, que se imponga la elección de comisiones obreras de control de las condiciones de trabajo, lo cual entre otras cosas deberá asegurar condiciones adecuadas de alojamiento y alimentación.


 


La situación de los aceituneros permanentes y de los cosechadores de temporada explica el derrumbe de la salud y la educación de los niños del norte argentino. También refleja el cuadro de descomposición de los sindicatos en manos de la burocracia. Plantea, entonces, la lucha por una nueva dirección de los sindicatos y la recuperación de la CGT.