Sindicales

5/5/1995|418

Los choferes le ganan una batalla a la superexplotación

El intento de los empresarios de colectivos de valerse de un lock-out patronal para aplazar la colocación de las máquinas expendedoras de boletos ha fracasado. Cualquiera que sea la variante que se abra a partir de aquí, estamos en presencia de una victoria de los trabajadores de la UTA contra un aspecto fundamental de la “flexibilidad” (superexplotación) laboral.


Los patrones de la UTA habían rebasado el vaso de esta explotación, haciendo desaparecer de hecho las ocho horas (las reemplazaron por trece); achicando los descansos por vuelta; aumentando al doble el tamaño de los colectivos; despidiendo por razones “médicas” a centenares de choferes que contrajeron deficiencias físicas por la misma explotación a que eran sometidos en las empresas; implantando el trabajo a destajo.


El gobierno que avalaba este nuevo sistema de trabajo esclavo había otorgado, además, el aumento de cinco centavos que las patronales pidieron para implantar las máquinas expendedoras. Pero las empresas se quedaron con la cifra millonaria representada por ese aumento para renovar las unidades y aumentar aún más la explotación de los choferes.


Las empresas boicotearon abiertamente la colocación de las máquinas; sólo el 5% de ellas las había colocado al 1º de Mayo. Pretendían, y aún pretenden, conseguir un nuevo aumento del boleto. “Para los empresarios la alternativa del guarda está totalmente descartada, porque elevaría en forma considerable los costos operativos; como mínimo la incorporación del guarda exigiría un aumento tarifario del 30%” (Clarín, 23/4).


¿Por qué el gobierno de la “flexibilidad laboral” ha salido a “apretar” a las empresas de colectivos? Simplemente por un problema político: el clima explosivo en la base de la UTA y condiciones similares a las que precedieron el colectivazo del Gran Buenos Aires, ahora con síntomas claros también en la Capital Federal.


Para el gobierno es de fundamental importancia contener hasta donde pueda los procesos que se están dando abiertamente en las masas, comenzando por el Noroeste, pero que está llegando a Buenos Aires.


Esta victoria, que la dirección de la UTA sólo acompañó parcialmente, pues trató de contener el movimiento hasta donde pudo, debe servir para salir y generalizar la lucha contra la brutal explotación que han desatado las patronales en nombre de la llamada “flexibilización laboral”, y en particular para liquidar el salario básico y sustituirlo por el trabajo a destajo (en función del número de vueltas, recaudación, etc.).