En el marco de la carpa instalada frente al Ministerio de Educación el pasado viernes 1, el plenario de secretarias y secretarias generales de la Conadu Histórica (confederación nacional de docentes universitarios) determinó -sobre la base de las resoluciones asamblearias de sus asociaciones de base- realizar paros el 11, 12 y 15 de junio, en el marco de toda una semana de protesta.

Delegaciones de todo el país se trasladarán el lunes 11 y martes 12 a la ciudad de Córdoba, en ocasión del centenario de la Reforma Universitaria, para plantar el conjunto de los reclamos ante la III Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe 2018 (CRES 2018), que congregará a funcionarios nacionales y rectores. El viernes 15 se realizarán movilizaciones y tomas de rectorados. 

Desde marzo hasta aquí ya se suman 11 jornadas de paros nacionales de la docencia universitaria que, en la UBA y en la mayoría de las universidades nacionales, tienen una enorme adhesión. La continuidad y la profundización de las medidas no solo es una respuesta a la oferta salarial del gobierno que pretende ajustar nuestros salarios en un 15% en cuotas, no acumulativas y sin cláusula gatillo, frente a un una inflación que ya llegó a esa cifra en el primer cuatrimestre. Es también la expresión del rechazo de la docencia universitaria al recorte de 3.000 millones de pesos al presupuesto, a los avances del gobierno para imponer su política de privatización de la educación superior –el ministro Alejandro Finnochiaro declaró recientemente que “necesitamos carreras más cortas y ágiles”-, a la eliminación de las incumbencias de más de 40 carreras de grado –vulnerando la autonomía y atacando a las condiciones de trabajo de los profesionales universitarios- y a la amenaza de derogar la ley jubilatoria del 82% móvil, que los docentes conquistamos en 2009.

Como si faltaran motivos, las recientes declaraciones de la gobernadora María Eugenia Vidal en favor de una universidad más restrictiva a los sectores populares y los trabajadores, terminaron de rebasar el vaso. La Agrupación Naranja lanzó un petitorio de repudio que cosechó, en 24 horas, 17 mil adhesiones.

Nuestros planteos a la CRES

El Plenario resolvió también el viaje de delegaciones de docentes, a las que se sumarán de estudiantes y no docentes, para llevar una agenda de temas y problemas que se opone por el vértice a lo que discutirán funcionarios y rectores congregados en la CRES. 

A cien años de la reforma, ellos vienen por una profundización de la contra reforma iniciada con la Ley de Educación Superior, vigente desde el menemato. En oposición a ello, la Agrupación Naranja impulsa una enorme movilización para llevar el planteo de una universidad sobre nuevas bases sociales. Frente a los rectores, el gobierno y los organismos de crédito (Banco Mundial, FMI), proponemos levantar el pliego histórico de la docencia y el movimiento estudiantil combativo: abajo la Ley y toda la contrarreforma educativa, aumento de presupuesto universitario, democratización de los órganos de gobierno con claustro único docente y representación de no docentes y mayor representación estudiantil, aplicación inmediata del CCT en todas las universidades nacionales, salario para el cargo testigo igual a la media canasta familiar, no al tope del 15%, salario para los ad honorem, defensa de la ley jubilatoria docente universitaria y de todas las incumbencias derogadas.

Asistimos al cierre de uno de los cuatrimestres más conflictivos de los últimos años en el ámbito universitario por los paros, movilizaciones, instalación de carpas, actos. La voluntad de lucha de la docencia universitaria sigue con fuerza y prepara el mejor terreno para un segundo cuatrimestre de mayores confrontaciones y de no inicio.