Sindicales
4/10/2007|1012
Los explotadores navieros y el Somu: Las coimas ya no se pagan por debajo de la mesa
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En otros tiempos, las empresas y la burocracia sindical intentaban mantener cierta aparente decencia, en el sentido que el diccionario da al vocablo: “aseo, compostura y adorno correspondiente a cada persona o cosa”.
Es decir: tenían el recato de pagar las coimas por debajo de la mesa, con algún disimulo.
Esa costumbre se ha perdido, al punto que ahora se coimea a la luz pública, con actos y todo.
Por ejemplo: “En un acto que contó con la presencia de las más reconocidas personalidades vinculadas con la actividad naviera, el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (Somu) recibió de parte de la empresa pesquera Harengus SA la donación de uno de sus buques, el Dalian II, con el fin de que sea utilizado como buque-escuela multipropósito…” (Ambito Financiero, 27/9).
No en vano, el ultra-reaccionario Ambito se deshace en elogios hacia el secretario general del sindicato, Omar “El Caballo” Suárez, un matón sospechado de los peores latrocinios y hasta de algún homicidio.
¿Por qué la generosidad de Harengus hacia semejante personaje?
Esa empresa fue una de las principales afectadas por la rebelión de obreros navieros y del pescado en Puerto Deseado, al punto que la ira popular hizo que se incendiara parte de sus instalaciones, las no dedicadas a producción.
Por supuesto, la compañía, negrera como pocas, encontró entonces su mejor defensor en el Somu nacional y personalmente en “El Caballo” Suárez.
Ahora, la retribución –por lo menos, una porción de ella– se entrega con bandera y banda.
¡Qué asco!