Sindicales

4/7/2002|761

Los mineros de Río Turbio ocupan la Cámara de Diputados

Los mineros y la población trabajadora de la cuenca carbonífera vienen librando una batalla decisiva ante el intento concreto de Duhalde de cerrar el yacimiento luego de haber anulado la concesión que lo privatizó en 1994.


Hace ya 11 días la Asamblea Comunitaria de los pueblos de la cuenca, con unas dos mil personas presentes, votaba el paro “cívico”, comprometiendo el paro de los municipios con la presencia de los intendentes y la movilización masiva a la capital, distante 300 kilómetros. A partir del lunes 24 comenzaron a llegar a Río Gallegos decenas y luego centenares de mineros y pobladores, entre los que se destacó un aguerrido grupo de docentes. La solidaridad popular, la Adosac y ATE organizamos el alojamiento y la manutención, que al pasar los días se sostendría principalmente con las alcancías del fondo de huelga.


El martes 25, unas 600 personas marchamos a la Casa de Gobierno a esperar los resultados de la reunión con el gobernador. El petitorio era claro: que la provincia adelante el pago de los tres meses de sueldos adeudados (a los contratados les deben mucho más); derogación del decreto 1052 de Duhalde que impide poner en marcha la explotación y efectivización de los contratados. Kirchner recibió a los mineros como siempre: con la guardia pretoriana de funcionarios en los jardines y la casa de gobierno llena de militantes y patoteros. La delegación fue sometida a hora y media de pasillo y los secretarios generales de Adosac no pudieron acceder a la reunión.


A la salida los ánimos estaban caldeados, el gobernador solamente prometió “gestiones” y adelantar un sueldo para el fin de semana. La asamblea se realizó allí mismo y resolvió quedarse en Gallegos hasta cobrar y recibir respuesta a los reclamos de fondo. Se arrancó el compromiso a los intendentes. Resultó casi grotesco el discurso del intendente Banisevich que días antes había denunciado a las mujeres por ocupar el municipio en mayo; declaró que él “se subordinaba a la decisión de la asamblea” de mantener el paro comunitario hasta que la Asamblea Comunitaria lo levante.


En esos primeros días de la semana pasada las movilizaciones en Río Turbio y 28 de Noviembre fueron masivas y diarias, los docentes y estudiantes organizaron piquetes que obligaron a cerrar los bancos en ambos pueblos. El paro docente fue muy importante y los padres no enviaron a los alumnos a la escuela. Los hospitales atendieron urgencias.


El miércoles se realiza una movilización en Gallegos en repudio a la represión de ese mediodía en Avellaneda.


El jueves, los mineros concurren a la sesión de la Cámara en la que los diputados votan una resolución de apoyo a gran parte de los reclamos mineros. Para los compañeros fue una gigantesca escuela política. Los casi doscientos mineros presentes apreciaron las maniobras y les quedó claro que solamente les estaban entregando una declaración de buenas intenciones. A lo largo de la jornada fue madurando la decisión de quedarse y ocupar el recinto de sesiones de la Cámara. A las 22 horas aproximadamente, se retiraron los diputados y comenzó una asamblea obrera, con mineros en las bancas y las tribunas, con más formalidad y respeto que la sesión de los diputados.


Desde esa noche que los compañeros salen solamente por grupos para bañarse y para realizar actividades de agitación y recolectar donaciones de la población para organizar la comida.


El lunes 1°, los mineros realizaron una “sesión” aprobando una ley que contiene todos sus reclamos.


A partir del viernes comenzó la reacción del poder y Kirchner jugó a fondo para quebrar el movimiento. Ese día la Asamblea Comunitaria votó continuar el paro en Río Turbio, pero el personal superior anunció que no respetaría lo votado y se iba a trabajar el lunes. El sábado pagaron un primer sueldo. A los docentes les pagaron el presentismo de junio pero anunciaron que no se cobraría el de julio de persistir el paro. Los intendentes, desconociendo sus compromisos anteriores, se largaron a presionar para levantar el lunes el paro. De hecho, la presión del gobierno provincial quebró la Asamblea Comunitaria, sosteniendo la lucha a partir del lunes solamente un sector de los docentes y la mayoría de los mineros.


Ese mismo día lunes se entabló una negociación con el interventor Arnold y se llegó a firmar un acta supeditada a la Asamblea. El martes, los mineros están deliberando en la Cámara con la delegación que los entrevistó. A esta altura todo indica que se llegará a un precario compromiso, y el conflicto se reabrirá a muy corto plazo, en la medida en que Duhalde no autorice la comercialización del carbón como empresa estatal. Los contratados continuarán trabajando, pero no está claro si contratados por la empresa o por los municipios. Las deudas salariales se cobrarán parcialmente.


Todo el conflicto ha transitado por la expectativa de embretar a las autoridades políticas en la defensa de la mina, tanto en los municipios (un intendente duhaldista y otro de Kirchner), como a nivel del nuevo administrador (duhaldista) y también del propio gobernador. Esta estrategia ha dado ya todos los frutos que podía dar y ha mostrado los tremendos límites que tiene, ya que quienes dijeron en un primer momento que se subordinaban a la Asamblea, traicionaron luego la decisión de la misma. La puja de poder entre ambos bandos peronistas generó brechas sobre las cuales la lucha se encaramó, pero a la hora de la verdad y cuando el movimiento tomaba vuelo propio, los dos bandos patronales se unieron para quebrar la movilización popular.


El movimiento de lucha minero, docente, de las mujeres y del pueblo en general, debe dar un salto en su independencia política; la experiencia de esta lucha facilitará sin dudas esa evolución.