Sindicales

24/7/2024

Los petroleros no están exentos del impuesto al salario

La burocracia se vanagloria de un logro que no es tal.

Burocracia sindical.

Con gran algarabía y autoelogios, la dirección del sindicato petrolero de Neuquén, Río Negro y La Pampa dijo que ha sido fruto de una intensa y trabajosa gestión de su parte la exclusión de los trabajadores de su gremio del pago del Impuesto a las Ganancias sobre el salario.

Los medios se han hecho eco de esto y publican que las y los trabajadores petroleros están exentos del impuesto al salario (4ta categoría). Por ejemplo, VMNews dice: “(el sindicato) logró una histórica victoria para los afiliados a la organización sindical al asegurar que los trabajadores del sector no estén sujetos al impuesto a las ganancias, considerado el más injusto de los impuestos al trabajo”. Pero… ¿es así?

La ley 27.743 y su decreto reglamentario

La ley 27.743, votada a fines de junio, establece en su artículo 82: “los beneficios consagrados en el artículo 1° de la ley 26.176 únicamente aplican al personal petrolero, comúnmente denominados “personal de pozo”, amparado en la Convención Colectiva de Trabajo (“CCT”) N° 396/2004… como así también en toda otra norma convencional, vinculada con la explotación petrolera”.

Los “beneficios consagrados” en ese artículo 1 de la ley 26.176 son los que determinan los distintos CCT petroleros y se refiere a los ítems salariales vianda, horas de viaje y vianda-refrigerio.

Estos ítems, dice ese artículo 82º, “ no integrarán la base imponible a los efectos de la determinación del Impuesto a las Ganancias de los trabajadores amparados por dichos Acuerdos Convencionales”.

Lo que hizo la ley de Milei y sus colaboradores es dejar esa exclusión de la base imponible solo para los petroleros “boca de pozo”, y consideró tales a quienes “se desempeñen habitual y directamente en las siguientes actividades: a) en la exploración petrolífera o gasífera llevada a cabo en campaña y b) en tareas desempeñadas en boca de pozo y afectadas a la perforación, terminación, mantenimiento y reparación de pozos petrolíferos o gasíferos”.

Pero las y los demás petroleros, la inmensa mayoría, verían incrementada fuertemente su base salarial imponible, y además serían afectados directamente por la baja del monto de esa base imponible.

Una verdadera masacre. Máxime cuando la ley mileísta explicitó que será incorporado a la base imponible todo concepto relacionado con el trabajo del personal en relación de dependencia y que ninguna otra norma podrá ir contra lo establecido en esta ley.

Además, anuló cualquier tipo de exención, desgravación, exclusión, reducción o deducción total o parcial de ítems como gastos de representación, viáticos, viandas, movilidad, bonificación especial, riesgo profesional, coeficiente técnico, dedicación especial o funcional, responsabilidad jerárquica o funcional, desarraigo, bono de productividad, horas extras, y otros “aún cuando no revistan carácter remunerativo”.
Es decir, el grueso de los petroleros está en el horno aún.

Pero, como la dirección del sindicato se pronunció a favor del Rigi y la ubicación de la planta de GNL en Río Negro (y no en la provincia de Buenos Aires) e hizo apoyos políticos a Milei, el decreto reglamentario extendió el concepto de petrolero “boca de pozo” a prácticamente todas y todos los petroleros. Un ardid legal como moneda de cambio por tanto apoyo de parte de la dirección sindical.

Pero aún así no están exentos del impuesto al salario

Porque lo que se extendió al resto de las y los petroleros es considerar fuera de la base imponible solo los ítems salariales vianda y horas de viaje. Pero si aún así su salario bruto supera la base imponible, las y los petroleros sufrirán los descuentos del impuesto al salario.

Y como algunos ítems que no se permiten deducir para el pago del impuesto como bonos, viáticos, horas extras, etc. forman parte del salario petrolero, cualquier mejora salarial ingresará nuevamente miles de obreros al pago del impuesto.

Hubiera sido más práctico que tanto la conducción petrolera como las centrales hubieran lanzado un plan de lucha para que caiga el nefasto impuesto.

Pero es pedirle peras al olmo. Esto queda pura y exclusivamente en las manos del clasismo y de reagrupar tras un plan de acción a grandes contingentes obreros.

Los plenarios sindicales a lo largo y ancho del país, apuntan en esa perspectiva.

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