Sindicales

27/9/2018

Los repartidores de Glovo se organizan en La Plata contra el fraude laboral

La semana que viene presentarán denuncia al Ministerio de Trabajo. La “app” de mensajería no los reconoce como empleados y la flexibilización es extrema.

A principios de este año, en el marco de la crisis económica que atraviesa el país, en la ciudad de La Plata comenzaron a transitar grandes mochilas amarillas que fueron creciendo en número con el correr de los meses. Así es como se empieza a visibilizar y publicitar una nueva empresa de mensajería que ahora se conoce como Glovo.


Los días lunes 24 y martes 25 se pudo observar en la ciudad de La Plata, en el cuadro del paro general, a las novedosas mochilas reunidas en Plaza Moreno. El lunes fueron alrededor de 50 los glovers que se juntaron a discutir un plan de lucha por sus reivindicaciones, y ya el día martes se reunieron con trabajadores de PedidosYa y el sindicato de motociclistas mensajeros y servicios (ASIMM) para discutir y resolver acciones de conjunto que puedan dar respuestas a las distintas problemáticas que atraviesan. Preparan para la semana que viene la presentación de un reclamo en el Ministerio de Trabajo, para que dé intervención en el conflicto.


Lo que empezó para muchos platenses como una buena oferta bajo la promesa de “ser tu propio patrón”, terminó siendo una engaña pichanga que encubría la nueva cara de la flexibilización laboral, la tercerización y la destrucción del convenio colectivo y el desconocimiento total de aquellos quienes prestan sus servicios a dicha empresa. Los repartidores (“glovers”) no son reconocidos como trabajadores, y no poseen ni siquiera un seguro en caso de accidentes o robo. Un comunicado emitido por la Comunidad Glovers La Plata denuncia la situación de un compañero que fue apuñalado en un hecho de robo durante el horario laboral, “tuvo que ser intervenido de urgencia y se encuentra internado en el Hospital de Gonet”: no solo la empresa no se hace cargo siquiera de los gastos mínimos que demanda esta situación, sino que encima se le exige hacerse cargo de los valores sustraídos -lo mismo que ha pasado en todos los casos anteriores en que otros repartidores fueron siniestrados o robados. El comunicado ni siquiera tuvo respuesta por parte de la empresa, dejando a las claras el abandono laboral que sufrimos día a día.


Glovo es una empresa catalana creada por Oscar Pierre en 2015 que ya tiene llegada a 23 ciudades del mundo bajo la modalidad de pedidos por aplicación a un bajo costo. Detrás de la practicidad que presenta la nueva app se encuentra una de las máximas expresiones de defraudación laboral. Mientras se realizan promesas de horas garantizadas, bonos y “promos de fin de semana” que resultan falsas, los trabajadores vienen denunciando hace varias semanas la publicidad engañosa en las capacitaciones -que pintan de colores la explotación continua y el desamparo. Cuestionan también la desvinculación de la empresa con sus trabajadores bajo la figura de monotributistas, así como un sistema de porcentajes que establece castigos a quienes no llegan a cumplir con las demandas de la patronal.


Los glovers contratados de manera precaria exigen a la empresa el reconocimiento como trabajadores de la empresa, es decir mantener una relación de dependencia con un salario básico y que contemple un seguro -actualmente existe uno pero debe ser abonado aparte por los glovers. Denuncian además que, mientras Glovo les impone como condición la inscripción monotributista, no informa con claridad cuánto suman el total de los gastos e impuestos tributarios como Ingresos Brutos, Contador y otros, de modo que quien ingresa pueda calcular o evaluar la conveniencia de incorporarse a la empresa. Es de esta manera que no se asume ninguna responsabilidad ante la inseguridad e inestabilidad de los ingresos económicos de sus empleados, enfrentándolos de manera deliberada con sus propios compañeros, que ingresan de forma masiva ante la desocupación sin siquiera contar con un mínimo de horas pagas comprometidas. Finalmente, señalan que la empresa no informa la cantidad de empleados que hay y hacen responsable al Estado por la falta de regulación, solicitando su intervención inmediata.


Este ataque a las condiciones de vida no es un hecho aislado. Bajo el mandato del FMI, Macri y los gobernadores, con la complicidad de la burocracia sindical, vienen llevando adelante un plan de guerra contra la clase obrera. A los despidos, las persecuciones y las paritarias a la baja, se suma la intención de imponer una reforma laboral que elimina una gran cantidad de conquistas históricas del movimiento obrero. Se impone la necesidad de organizar una acción común entre las y los trabajadores de mensajería que se nuclean bajo el convenio colectivo y todos los trabajadores de las apps, tanto de motos como de bicicleta.


En épocas de grandes movilizaciones y rebeliones el camino de la organización es la clave para conquistar nuestras demandas, sigamos en asambleas poniendo en pie un enorme plan de lucha para hacerle frente a la patronal y conseguir una gran victoria.