No se equivocaron los docentes de la Capital al ratificar el paro general, luego de denunciar las modificaciones introducidas por las autoridades capitalinas a la Ley de Empleo (ver artículo adjunto). Los docentes autoconvocados han continuado con las iniciativas de movilización, desafiando la campaña confusionista de UTE.

Los sindicatos que integran la Federación —que, en su momento, se plegaron al paro— han tomado distancia de la posición ‘oficialista’ de UTE. Sedeba denunció el carácter tramposo del nuevo proyecto lanzado por el gobierno de la Ciudad. Ademys, otro de sus integrantes, acaba de denunciar, por su parte, el carácter trucho que tiene la negociación colectiva que el gobierno de la Ciudad prometió convocar.

Pero eso no es suficiente. Partiendo de sus propias denuncias, ¿por qué Sedeba, Ademys y la propia Federación no convocan a un nuevo paro, para continuar y profundizar las medidas de fuerza hasta imponer nuestras demandas?

La conducción de UTE ha dado por concluida la lucha porque, según ella, las modificaciones son un ‘triunfo’. Pero esa decisión la ha tomado al margen y de espaldas a los docentes. Si está tan ‘convencida’ y ‘segura’ de ese ‘triunfo’, ¿por qué se niega a convocar a una asamblea general para que los docentes, a través de una deliberación libre y democrática, en la que se confronten todas las opiniones, decidamos soberanamente qué posición asumir?

UTE ha llegado al extremo de suprimir, inclusive, el funcionamiento del plenario de delegados. Es necesario darle un corte a esta situación.

Estamos en un momento crucial del conflicto. Reclamemos a la Federación y a los sindicatos que la integran un inmediato paro general. Exijamos a UTE una inmediata asamblea general. Fortalezcamos el movimiento que hemos conquistado a través de las autoconvocatorias, haciendo asambleas en cada escuela y eligiendo delegados, de modo que todos los establecimientos y distritos estén representados.

¡La ley negrera no debe pasar!