Sindicales

14/10/1999|646

Los tomatazos de los desocupados

El periodismo local dio a la octava manifestación del Foro de Desocupados un tratamiento entre compasivo y fúnebre. El dolor de los periodistas por la situación de los desempleados se asienta en datos concretos: desde la última medición del Indec hasta octubre, o sea entre la campaña electoral de marzo y la presente, la desocupación pasó del 10 al 17%. Es preciso tener presente que en aquella ocasión se produjo un festival de planes transitorios, al estilo ‘Trabajar’, que sumó alrededor de diez mil puestos de trabajo. Independientemente de la necesidad de diversas reparticiones para absorber mano de obra (hospitales, postas sanitarias, escuelas, etcétera), una vez ganadas las elecciones de marzo, el gobierno arrasó con los diez mil puestos de trabajo y se produjo el nacimiento del Foro. Algunos de sus miembros sostienen que las cláusulas de aquellos ‘planes’ incluían una duración de un año. Se redujeron a tres meses; excepcionalmente a seis.


Pero el periodismo le adjudica una falta de perspectiva al movimiento. Los reclamos se concentran en la exigencia de mil puestos de trabajo, la promoción de cooperativas de trabajo, la eximición de impuestos y el sostenimiento de los planes de empleo.


Entre los funcionarios del Estado, sólo el intendente de la capital recibió a los miembros del Foro. Les asignó un terreno para que construyan su sede y se está discutiendo la concesión a su favor, del servicio de cobro de estacionamiento en el casco céntrico. En la Casa de Gobierno, las movilizaciones de los viernes encuentran, invariablemente, las puertas y ventanas cerradas a cal y canto, un grueso cordón policial y la ausencia absoluta de funcionarios que den satisfacción a los reclamos. La octava marcha, la más numerosa, incorporó el ingrediente de los huevazos y los tomatazos, como una manifestación de la ira contenida.


Recientemente, el Partido Justicialista manifestó la posibilidad de una salida peronista al problema. Pero el programa electoral del Pj local en relación con la desocupación plantea que su salida incluye el fomento de los Diferimientos Impositivos, un mecanismo utilizado por toda la plana mayor del menemismo para saquear los recursos fiscales, pero que, en términos de generación de empleo, es harto mezquino: por diez millones de dólares de beneficios, por ejemplo, Pedro Pou y su empresa sólo tenían la obligación de generar cinco puestos permanentes de trabajo y cuatro temporarios. Serían necesarios miles de emprendimientos de esta naturaleza para comenzar a resolver el problema del desempleo.


No se ha discutido a fondo el programa de los desocupados. Está pendiente el reclamo de trabajo para todos los mayores de dieciséis años o, en su defecto, un seguro de 500 pesos; el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario; eximición de impuestos y tasas (consigna arteramente esgrimida por la federación económica para los comerciantes y profesionales). Tampoco los métodos de lucha, o sea el reclamo a los sindicatos de una huelga indefinida por estos reclamos.


En síntesis, está planteado un debate a fondo, que permita un crecimiento sostenido de la organización y la confluencia con los sectores en lucha o que están organizándose para ella, por la huelga general contra el ajuste, el hambre y la desocupación.