Sindicales

31/10/1995|471

Los trabajadores de los Talleres, víctimas de una guerra de maffias

El viernes 12/10, una resolución del intendente Domínguez y del secretario de Producción y Servicios, ingeniero Stepanik, cerró los Talleres Centrales de Mantenimiento (que funcionaban en Parque Patricios) y sus trabajadores fueron ‘redistribuidos’ sin ningún criterio en reparticiones fantasmas, mientras alrededor de 90 compañeros fueron a parar al RENO (antesala de la cesantía).


El cierre


Ese mismo viernes, los funcionarios ‘liquidadores’ de la Secretaría de Producción y Servicios llegaron acompañados de escribas y policías municipales para ‘notificar’ a los trabajadores, el cierre del taller y los nuevos destinos de los compañeros. A estos funcionarios los acompañaba una comitiva de la UOEM encabezada por Trovato (miembro del CD) quien planteaba que “había que aceptar la medida” y que “nada se podía hacer”. El Cuerpo de Delegados estaba completamente borrado y el ‘caudillo’ del taller, y también miembro del CD de la UOEM, Ernesto Turano, ‘desaparecido’ sin aviso previo.


¿Por qué tanto ensañamiento con los trabajadores de los Talleres?


¿A qué responde la acusación sorpresiva del ‘retraso en las obras’ y la ‘falta de colaboración’ con que Domínguez pretende justificar frente a la opinión pública el cierre de los Talleres?


Enfrentamiento de maffias


Sucede que existe un enfrentamiento de camarillas dentro del PJ que se disputan áreas de poder en la Capital. La DGOM es un sector bajo el ‘dominio’ de la UOEM; los Directores Generales y los Directores de las reparticiones son nombrados desde la UOEM, son ‘hombres del gremio’. Cuando subió Domínguez, los‘hombres del gremio’ fueron paulatinamente reemplazados por funcionarios ‘de carrera’, eufemismo de los ‘hombres de Domínguez’. El manejo (mafioso) de estas áreas significa una importante cuota de poder, algunas de cuyas características son:


  • Manejo discrecional de instalaciones y logística (edificios, instalaciones, vehículos, etc.) con fines particulares o de “aparato”.
  • Operativos mafiosos con —por ejemplo— partidas materiales (enormes) que se ‘esfumaban’ sin llegar jamás a su destino.
  • ‘Retornos’ con las boletas de los ‘ñoquis’ y de las horas extras.
  • Manejo de tropa propia, constituida por delegados, ‘activistas’ y ‘ñoquis’.


Estos son sólo algunos ejemplos de lo que estaba en juego con el manejo del Taller. Claro que situaciones similares se plantean en casi todas las Secretarías.


Las auditorías enviadas al taller por la Secretaría estaría investigando el tema de los materiales y de los retornos con las boletas, y la camarilla resolvió ‘resistirlas’. La masa de los trabajadores del taller fue completamente ajena a estos enfrentamientos. No es osado interpretar que el cierre del taller es una medida que tiende más a tapar el asunto que a encarar una investigación más o menos seria (se entiende entonces que la UOEM le diera  bajo perfil al asunto).


En cuanto a la situación de los trabajadores únicas víctimas, los problemas no terminan con el cierre del taller. Los cargos y funciones no son respetados en sus nuevos destinos y en no pocos casos los compañeros son sometidos a condiciones humillantes de trabajo.


Queda claro que la denuncia de esta situación y el reclamo por la reapertura del taller dependen exclusivamente de la organización autónoma de los propios talleres.