La fábrica LOZADUR de Villa Adelina tiene detrás de sí una historia negra de hambre, explotación y desapariciones de trabajadores, como pocas en el movimiento obrero.

Desde el año de su fundación (1939), ha cambiado decenas de veces de dueño, ha sufrido sucesivos vaciamientos y suspensiones masivas periódicas de personal. Existen en la fábrica siete desaparecidos secuestrados de sus casas, en épocas de la dictadura. Los salarios de los ceramistas son uno de los más bajos de toda la Industria.

En el año 1985, la empresa sufrió un nuevo vaciamiento, y una suspensión masiva del personal, al que ya se les adeudaban aguinaldos y quincenas. Así apareció lo que luego fue saludado por todo el mundo, con excepción de) PARTIDO OBRERO, como el proceso milagroso de la “autogestión obrera de Lozadur”.

La “autogestión”

Con la “entrega” del principal accionista de Lozadur, ¡¡¡Cirilo José Bunge!!! de sus acciones al sindicato de ceramistas, la dirección sindical quedó al frente de la fábrica. A partir de aquí se inició un esfuerzo extraordinario de los trabajadores, que empezaron a trabajar por la décima parte de un sueldo común, para “ponerle el hombro” a lo que ellos creyeron que se transformaría en su propia empresa. El convenio con el directorio establecía la formación de una cooperativa, y el reparto de las acciones de la planta entre el personal.

Toda la prensa democratizante saludó este proceso de “autogestión”. El oficialista ex "Tiempo Argentino” dedicó dos páginas de un suplemento dominical a exaltar sus bondades. Cafiero la señaló como “un ejemplo para el presente y el futuro del país” (Clarín, 11/3/86), en el acto del primer aniversario. Acompañando a Cafiero estuvieron el camarista Gil Saavedra, el diputado Eduardo Vaca, y el actual candidato del FRAL, Néstor Vicente, quien también saludó calurosamente el proceso de la “autogestión”.

Nadie podía faltar al saludo. El 30 de enero pasado, el presidente Alfonsín visitó la fábrica y señaló: “El ejemplo de Lozadur es un pequeño germen, la pequeña semillita, del gran país que todos queremos, concertado, integrado, unido y con la única verdad que es el trabajo y la producción” (La Nación, 31/1°/87).

La verdad y nada más que la verdad

Hoy ya nadie habla de Lozadur. Ni Alfonsín, ni Cafiero, ni los muchachos del PI, que festejaban la “autogestión” como el “tránsito de la cogestión obrera en el marco de la democracia”, ni el amigo Vicente, que tan ardientemente la defendió. A la fábrica le han cortado el gas, ahora le van a cortar la luz, los trabajadores han cobrado en los últimos 14 meses con vales de 15 y 20 australes semanales. Para cobrar 100 australes semanales a cuenta de quincenas, aguinaldos y vacaciones atrasadas, tuvieron hace 40 días que hacer una huelga de hambre. A los compañeros se les paga con mercadería de segunda. La dirección paga en negro, no hace los aportes jubilatorios, tiene embargada las maquinarias y el personal está suspendido. El futuro es absolutamente incierto.

Se derrumbó el milagro porque los “milagros” no existen. La autogestión no es tal, nada se sabe de cuál es el monto del paquete accionario del viejo directorio, que hoy en las sombras sigue dirigiendo la empresa. Esta sigue siendo una Sociedad Anónima, pues ni se transformó en una cooperativa, ni se repartieron las acciones al personal. La fábrica durante estos años trabajó a todo ritmo, con una tasa de ganancia sin igual para la Argentina, pues durante la “autogestión” no se pagaron impuestos, no se pagaron sueldos, no se hicieron aportes jubilatorios, y ni siquiera (a pesar de ser teóricamente del sindicato) se hicieron los aportes a la obra social.

Nada se sabe de lo que se ha hecho con las fabulosas ganancias acumuladas en estos años de brutal explotación de los obreros de Lozadur. Nada se sabe de los sueldos asignados al directorio oculto, ni al directorio visible. En la fábrica no hay delegados, los representantes del sindicato son supervisores de la producción, y todas las asambleas realizadas son para llamar a poner el hombro a estos hombres y mujeres que han dejado la vida en la fábrica y hoy se sienten engañados miserablemente.

Lozadur: ¿otro caso Sivak? ¡No aparecen los peces gordos!

Todavía no se ha destapado la olla podrida de Lozadur. Ahora que terminó la fanfarria democratizante de defensa de la “autogestión”, los trabajadores se han puesto en movimiento. Están exigiendo la intervención de la Fiscalía General de la Nación porque se está en presencia de una monumental estafa.

Van a ir hasta las últimas consecuencias en las investigaciones. El gobierno y el cafierismo, que saludaron este proceso, eran conscientes de que detrás de la cara que ponían los burócratas se estaba ante un gran negociado de un grupo de parásitos. La “colaboración” en préstamos que recibió la fábrica, era nada más que la fachada para que se pudiera explotar a fondo a los trabajadores con mano de obra CASI GRATUITA.

Todas las investigaciones, las denuncias, y los trámites para que se haga justicia con los trabajadores y trabajadoras de Lodazur se han puesto en marcha.

Ahora es necesario la organización férrea de la fábrica, para no ser víctimas de una nueva estafa y que cierren la planta. Ante cualquier intento debe ser tomada la planta hasta que aparezcan los responsables de esta catástrofe. Los trabajadores deben elegir en asamblea general una dirección de fábrica, para que exija que aparezca el dinero que les han robado. El gobierno que tanto saludó la “autogestión” debe encarcelar a los estafadores, hacerse cargo de la deuda, como se hace cargo de la deuda de las empresas privadas y de los bancos, y poner en marcha la planta que ocupa más de 600 compañeros. Se deben reconocer los aportes efectuados por los compañeros, jubilatorios y de obra social, y pagar hasta el último peso de lo adeudado. Es necesario que se haga justicia.

Lista de los obreros de la fábrica Lozadur secuestrados en Noviembre de 1977.

ABADÍA CRESPO, Dominga

ABADIA CRESPO, Felicidad

CARDOZOSOVIA

NOTA LIBERTO ISMAEL

PALAVECINO FRANCISCO

PUENTE CAMPO MARIA ELBA

VILLANUEVA RAMON PABLO

 26/11/87