Sindicales

5/4/1994|415

¡Luchemos por la vida contra la reforma laboral!

Delegado del Astillero Río Santiago

La muerte de Feliciano Zapata no fue una “fatalidad” ni mucho menos un “hecho aislado”.

 

Pocos días antes de que se produjera la explosión en la destilería que mató a Zapata, hirió gravemente a otro compañero y amenazó a toda la ciudad, dos trabajadores de Petroquímica La Plata (ex PGM) casi mueren asfixiados por escape de gases.

 

Esta seguidilla de “accidentes” arrancó en enero con la muerte de Juan Damonte, quien trabajaba en Copetro —una fábrica que además de envenenar  Ensenada tiene el “récord” de tres muertes “accidentales” sobre 23 compañeros trabajando.

 

¿Fatalidad o negligencia criminal?

 

La tragedia de YPF fue debidamente advertida y anticipada por los delegados del SUPE. Más aun, por esta misma razón la empresa los persiguió y represalió, encubriendo la absoluta falta de seguridad en la destilería, que pone en peligro la vida de sus trabajadores y de toda la comunidad de Berisso y Ensenada.

 

La muerte de Zapata no puede quedar impune porque es la consecuencia de la brutal flexibilización de las  condiciones de trabajo que han impuesto los pulpos privatizadores, y de la superexplotación obrera que agota física y sicológicamente a los trabajadores. ¡Es el futuro previsible para quienes están sometidos a un régimen feroz de recargo de trabajo, multiplicidad de tareas, rotaciones y jornadas extenuantes!

 

No son accidentes sino asesinatos, porque son el resultado de la voracidad capitalista que incrementa el beneficio y el lucro a costa de la seguridad  y la propia vida del obrero. ¡Cuántos Zapatas más tendrán que morir porque los capitalistas han expulsado más de 5.000 puestos de trabajo convirtiendo a YPF y a Petroquímica en una trampa mortal para los trabajadores y vecinos de Berisso y Ensenada!

 

A Zapata y a Damonte los mató esta reforma laboral esclavista; esta contrarreforma  que arrasa con las conquistas y convenios colectivos, la “flexibilización” laboral que liquida la jornada de ocho horas y la extiende hasta extenuar las resistencias del obrero y que abarata y termina con las indemnizaciones por accidentes y enfermedades profesionales.

 

La lucha contra la reforma laboral es una cuestión de vida o muerte para el movimiento obrero.

 

¡Basta de muertes! Urge movilizarse para denunciar el asesinato de Feliciano Zapata reclamando el paro activo regional e impulsando una Marcha y Asamblea Popular convocada por los familiares de las víctimas, sus compañeros de trabajo, los delegados del SUPE y la UOCRA, los cuerpos de Delegados de Astilleros y las demás fábricas de la zona, los partidos obreros y populares y las organizaciones vecinales.

 

 

 

La Plata, 21/3