Sindicales

2/12/2017

Macri, Moyano y la reforma laboral: el juego de la OCA

@tomaseps

Diversos analistas han coincidido en caracterizar la presencia de Pablo Moyano en el acto convocado por la Corriente Federal de Palazzo y las CTA contra la reforma laboral, realizado días atrás, como una forma de presionar al gobierno por una resolución favorable a los intereses de ‘la familia’ en la crisis del gigante postal OCA –la empresa, donde revistan 7.000 camioneros, es considerada como propia por su padre Hugo Moyano, quien tomo a su cargo la gestión de la misma desde el año pasado.


En la misma tarde del acto mencionado, se ha producido un fallo judicial que fue leído como “un alivio para Hugo Moyano”. Un mes atrás, la próxima defunción de la empresa –agobiada por una deuda de más de 4.000 millones de pesos con la AFIP por evasión impositiva– parecía inexorable. Ahora el Juzgado N° 10 en lo Civil y Comercial de Lomas de Zamora resolvió dar lugar al concurso de acreedores solicitado por Patricio Farcuh, presidente de la firma.


Tanto Farcuh como Moyano (antiguos aliados, ahora enemistados) esperan que éste sea el primer paso para el levantamiento de los embargos que mantiene la AFIP sobre la empresa –que alcanzarían unos 2.000 millones de pesos– y la prórroga de su licencia postal, que expira el 7 de diciembre, por parte del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom).


El juego a dos puntas del clan Moyano –el padre dio el visto bueno al proyecto de reforma laboral mientras el hijo se mostró el miércoles en el acto frente al Congreso– apunta a forzar un arbitraje de Mauricio Macri a favor de OCA.


Ocurre que Mario Quintana, vicejefe de Gabinete, presiona para propiciar la quiebra. Ha colocado a un hombre de su riñón, Gustavo Papini, al frente de su competidora estatal, Correo Argentino, el cual Quintana pretende utilizar para la distribución de los medicamentos de Farmacity y usufructuar los acuerdos del Correo con de la aerolínea low cost Fly Bondi, ambas vinculadas al fondo de inversión Pegasus, fundado por Quintana (LaPolíticaOnline, 31/08).


El gobierno quiere que se trate cuanto antes en el Congreso la reforma. Negoció con el camionero retirar los rubros de transporte de cargas y logística de aquellos en donde las empresas madre pueden liberarse de su responsabilidad por los trabajadores tercerizados. Pero el apoyo expreso de Moyano es reclamado por el PJ-FpV para darle curso legislativo. “Miguel Pichetto, el líder de los senadores peronistas, gritó, envuelto en llamas: ‘La reforma no se va tratar hasta que Moyano pida que se apruebe’” (La Nación, 30/11). En el gobierno aseguran "que Hugo Moyano les dio su respaldo a la reforma laboral y que así se movieron sus dirigentes Juan Carlos Schmid y Carlos Frigerio” (Clarín, 30/11). Después de todo, el camionero dejó pasar en silencio y sin lucha las negociaciones alrededor de esta entregada histórica.


Este terreno de maniobras –en el que se juegan derechos laborales fundamentales de los trabajadores por el rescate de OCA– explica el carácter testimonial de la participación de Pablo Moyano en el acto del Congreso: habló exactamente tres minutos y movilizó apenas un puñado de camioneros. 


Por lo demás, la sociedad de negocios Moyano-Macri es de larga data: “los Macri conocen a Moyano desde los tiempos de Manliba, la empresa de residuos. Franco Macri lo incorporó como socio al Belgrano Cargas. Mauricio Macri negoció con él, a través de Diego Santilli, los contratos de basura en la ciudad. En abril de este año le cedió la AFA en la figura de su yerno, Tapia, que es funcionario del Gobierno como vicepresidente de la Ceamse” (La Nación, 30/11)


Por una nueva dirección


Mientras que el destino de OCA sigue incierto, para los trabajadores de la empresa (7.000 camioneros y 3.000 contratados) se plantea la necesidad de organizarse de forma independiente de la burocracia moyanista –que ya en el pasado dejó pasar sin denuncia los atrasos en los pagos de sueldos y aportes, y se acomodó a las miserables paritarias de 22% en 3 cuotas– y plantear una salida propia, con la negativa a cualquier despido y la apertura de los libros contables como puntos de partida. Una “reestructuración” de la empresa a manos de quienes la llevaron a esta situación es una amenaza flagrante para los puestos de trabajo.


La necesidad de esa independencia política se extiende al conjunto del movimiento obrero. La lucha para defender sus conquistas y la pelea por expulsar de los sindicatos a quienes las entregan son una y la misma.