El reguero de conflictos locales que cimentaron las grandes movilizaciones, tienden a multiplicarse y profundizarse al ritmo de la crisis económica y política nacional.

Despidos, suspensiones y reducciones salariales continúan sucediéndose o se plantean como perspectiva inmediata sobre los trabajadores de: Eskabe, Pehuamar, Trasens, bancarios, municipales, Luz y Fuerza, Correos, auxiliares de Educación (ATE).

El Concejo Deliberante ha sido ocupado primero por los estudiantes terciarios ¡durante 10 horas! Luego por terciarios y secundarios y después por los trabajadores municipales. Eseba fue ocupada por Luz y Fuerza. El Consejo Escolar por ATE —reclamando el aumento salarial a los auxiliares de educación—, la cobertura de 250 vacantes y denunciando el vaciamiento de los comedores escolares. Los trabajadores bancarios ocupan las entidades en liquidación.

La negativa de las direcciones sindicales del CTA, del MTA y la CGT a organizar un paro activo regional y un plan de lucha, ha privado al movimiento obrero marplatense de un instrumento de unificación insustituible para llevarlo a la victoria.

La política de aislamiento de los conflictos puede ser superada dándole a la “jornada nacional” del 6 el carácter de paro activo.

La CGT trabaja contra esta perspectiva. “Paro desde las 0 horas del 6” fue el mandato al Confederal. Y el CTA ha evadido hasta el momento la convocatoria a una movilización en Mar del Plata. El activismo debe librar una lucha a fondo para superar la parálisis burocrática; hay que abocarse a organizar asambleas, encuentros que tomen en sus manos la organización del PARO del 6 y arrancar un marplatazo para manifestar claramente los reclamos centrales de los trabajadores de nuestra ciudad.