Las patronales del vino vienen despidiendo trabajadores en las principales bodegas de la provincia. En el último mes ya suman más de 50 entre media docena de bodegas. Se trata de familias que se quedan sin su principal ingreso en un cuadro de inflación imparable y crisis social alarmante.

Sin anuncio previo y luego de un ciclo donde acumularon enormes ganancias, los grandes grupos que dominan la producción del vino están despidiendo compañeros. Algo inadmisible.

El último año cayó la cantidad de exportaciones y el precio, luego de más de una década de crecimiento sostenido. No obstante, esto se vio compensado por la eliminación de las retenciones que estableció el gobierno nacional. También recibieron recursos millonarios mediante el fondo anticíclico de la provincia.

Sin ir más lejos, una botella de cualquier bodega importante no baja de los $5 mil y el máximo no tiene techo, en algunos casos con valores obscenos, muy lejos de la posibilidad de cualquier trabajador. Al mismo tiempo un obrero promedio cobra $120 mil con 15 años de antigüedad, y, en las viñas, el salario es más bajo.

No se trata para nada de reestructuraciones por caída en la rentabilidad, porque no existió tal caída. Se trata del intento por amedrentar a los trabajadores vitivinícolas que se rebelaron por los salarios de miseria que cobran, reclamando una recomposición que lleve el mínimo a la canasta familiar, un mínimo para poder vivir.

Los grandes bodegueros quieren reducir más aún el “costo salarial”, es por esto que Peñaflor intentó meter una reforma laboral de hecho, destruyendo las horas extras, el descanso de fin de semana y los feriados. Pero fue rechazada por la reacción de los trabajadores, es en esta empresa donde se registró la mayor cantidad de despidos.

Los despidos buscan poner a la defensiva a los trabajadores en momentos en los que la crisis económica y social se agudiza. Pretenden elevar su rentabilidad sobre la base de mayor explotación y menores salarios.

El epicentro de los despidos es el departamento Maipú, justamente donde la oposición antiburocrática de Soeva estuvo a punto de recuperar la seccional. Con un sin número de irregularidades, la lista Blanca quedó a poco más de 100 votos.

Los despidos son utilizados para romper la unidad entre los trabajadores que se vio durante las jornadas convocadas, los paros y movilizaciones por salario. La amenaza de despido es utilizada por los encargados e incluso por algunos delegados burocráticos para meter miedo entre los trabajadores y generar desconfianza y división.

Es algo que debe ser rechazado unánimemente. Se hace urgente la puesta en marcha de un fondo de huelga para colaborar con quienes fueron despedidos. Es una medida concreta que mantiene la unidad y prepara la resistencia frente a nuevos despidos. Al mismo tiempo le da una base a los despedidos para poder pelear por su reincorporación.

La lucha de los obreros del vino, verdaderos dueños de la vendimia, debe ser rodeada de solidaridad. En primer lugar para que sean reincorporados todos los obreros despedidos sin causa alguna. Si es necesario que las patronales ganen menos, pero no se puede permitir ninguna familia más sin trabajo ni salario.

En segundo lugar, porque es necesario detener esta ofensiva patronal que prepara mayores ataques.

Apoyemos a los obreros del vino que crean riquezas, contra los grandes bodegueros que viven del trabajo ajeno. No más despidos, salario igual a la canasta familiar.

Sumate a la campaña de pronunciamientos por el fin de los despidos y la reincorporación inmediata de los que están afuera.

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