La tranquilidad clásica del feriado del 9 de julio en Mendoza fue sacudida por una masiva movilización de trabajadores de la salud, y acompañada por otros sectores, exigiendo una recomposición salarial acorde a la inflación y al salario perdido, y rechazando la miseria firmada un día antes por ATE.

Con carteles y banderas artesanales, con redoblantes y bombos propios, miles de enfermeros, técnicos, médicos, residentes y de todas las especialidades y formas de contratación, se concentraron en el Km 0 para luego movilizar a Casa de Gobierno, pasando antes a “saludar” a Ulpiano Suárez -intendente de Ciudad y sobrino del gobernador- por el lujoso hotel Hyatt.

La movilización fue convocada inicialmente por trabajadores autoconvocados de distintos hospitales y luego la tomaron como propia también sindicatos del sector como Sitea y Ampros, y de otros sectores como el Sute, Judiciales y Apoc. La jornada estuvo precedida por una semana muy convulsionada, con asambleas y acciones en las puertas de distintas reparticiones.

Ante la entrega: organización y lucha

El día previo a la movilización, el gobierno cerró con ATE -como siempre- la firma de la paritaria a espaldas de todos los trabajadores, pensando que de esa forma, con mentiras y amenazas, podían poner cierre al tema.

Pero el humor ya había cambiado y la firma solo generó más bronca entre las y los trabajadores. El bolsillo no miente: en 18 meses las y los estatales en Mendoza solo han tenido un 7% de aumento al básico, dejando a muchos de ellos bajo la línea de pobreza. Ni hablar de los precarizados que en algunos casos no llegan a la línea de indigencia. El nuevo acuerdo solo suma 12% a fin de este mes y 10% a cobrar en noviembre, consolidando esta situación.

A pesar de estos intentos fallidos, la marcha fue la más grande en muchos años para el sector de la salud, que ya ha sabido dar vuelta decretos y acuerdos miserables antes, y puede volver a hacerlo ahora. Tirar el acuerdo como se tiraron las vallas de Casa de Gobierno.

La marcha fue un paso importante, pero no el final del camino. Coordinar más acciones, conformar asambleas en cada repartición, elegir delegados que representen genuinamente a las y los trabajadores y construir una interhospitalaria que tome en sus manos el camino de la lucha, para dejar de delegar la representación en burócratas sindicales.

Solo los trabajadores podemos enfrentar y derrotar el ajuste, y conformar una verdadera oposición popular a los planes de vaciamiento, hambre y miseria salarial de los distintos gobiernos.

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