El pasado viernes 6 de agosto, las y los trabajadores del municipio de Rivadavia, Mendoza, dieron paso a su segundo caravanazo como medida de fuerza activa ante la falta de respuestas sobre sus demandas postergadas. Dicha medida se inició desde los galpones municipales, por La Gancia, y culminó sobre calle Lavalle frente a la municipalidad de la comuna. La falta de aumento de sus salarios, que rondan por debajo de la línea de indigencia, los aprietes que sufren por parte del oficialismo radical a través de la persecución laboral con el chantaje de recategorización para determinar la baja salarial, así como también las amenazas de despidos por manifestarse y los aumentos siderales de los concejales, que rondan los $170.000, fueron los ejes de sus denuncias.

La presencia de sectores de la oposición en clara postura oportunista disgustaron a los trabajadores municipales, ya que el peronismo cogobierna junto al radicalismo, y ninguno denunció las altísimas dietas que cobran. Mucho menos aún denunciaron el presupuesto votado a espaldas de los municipales y los arreglos con la burocracia del Soem, que negoció una paritaria trucha a la baja. En este sentido queda en evidencia que la grieta entre peronistas y radicales se desvanece para cerrar filas contra los trabajadores y a favor de sus intereses como poder político.

Los trabajadores y la izquierda contra los ajustadores

Las compañeras referentes del Partido Obrero que encabezan las listas del Frente de Izquierda – Unidad en Rivadavia, junto al Polo Obrero, que combate el hambre en los barrios con sus comedores y merenderos, acercaron su solidaridad una vez más movilizando junto a los y las municipales en función de la unidad entre ocupados y desocupados, marcando el camino sobre la urgencia de una voz de independencia política de los trabajadores en el concejo que acompañe sus demandas. Dicha solidaridad fue saludada con gran énfasis por parte de los municipales, que saben muy bien quienes estamos codo a codo en las calles y en los barrios enfrentando a los ajustadores.

En este sentido se impulsó una campaña política para acabar de manera implacable con las persecuciones laborales, el pase a planta permanente de todos los trabajadores municipales, así como también un salario igual a la canasta básica familiar y protocolos de seguridad sanitaria bajo control obrero. De igual forma, desde el Partido Obrero siempre denunciamos las dietas siderales de los parlamentarios, por eso es parte de nuestro programa y por eso elaboramos numerosos proyectos en los diversos recintos para que sus ingresos se equiparen al monto de la canasta básica familiar.

La unidad entre trabajadores ocupados y desocupados es la punta de lanza para torcerle el brazo a un municipio y su funcionariado político responsable de que el hambre, la miseria y el ajuste sigan recayendo de manera exponencial sobre los hombros del pueblo trabajador rivadaviense. Fortalezcamos la lucha de los municipales por el triunfo de todas las reivindicaciones postergadas.