La patronal de Mercado Libre se encuentra gestionando una reforma del convenio de trabajo, con la colaboración de la burocracia sindical de la Unión de Trabajadores de Carga y Descarga (UTCyD), que es anunciada como una disminución de la jornada laboral semanal de 48 a 45 horas para esconder una nueva avanzada flexibilizadora en una de las patronales más exitosas de la región, en la línea de la reforma laboral de Toyota.

La empresa liderada por Marcos Galperín, un unicornio –como se denomina a las compañías que superan los 1.000 millones de dólares de capitalización en la bolsa durante su primer año en el mercado- de la flexibilidad laboral, se encuentra impulsando una nueva adaptación del convenio colectivo creado a imagen y semejanza de sus propias necesidades.

Bajo el anuncio de una reducción de la jornada laboral semanal, la empresa propone pasar de un régimen de seis días laborales y uno de descanso (6×1) al desenvolvimiento de cinco días laborales por dos de descanso (5×2), lo que implicaría aumentar la jornada diaria regular en por lo menos una hora diaria. Cabe recordar que el convenio suscrito en 2019 entre la patronal y el sindicato de Carga y Descarga que conduce Daniel Gustavo Vila, establece un banco de horas semestral: un recurso para evitar el pago de horas extra si no se excede el promedio de 192 horas de trabajo mensuales en un rango de seis meses.

Aún sin precisiones del acuerdo que suscribirían, esto podría implicar, en los hechos, una extensión de la jornada laboral que supere el salto de 8 a 9 horas diarias, con un límite de 12 horas, siempre y cuando se compense con periodos de menos horas y, posiblemente, con dotaciones de trabajadores que alternen dicho esquema.

De esta forma, Galperín obtendría la intensificación de la jornada de trabajo sin necesidad de ampliar la inversión en capital ni ampliación de sus instalaciones y a costo cero.

Si bien los medios anuncian que la medida no implicaría una reducción del salario, no queda claro si se refiere a una preservación absoluta (conservación del salario mensual íntegro) o relativa (por jornada diaria o paga horaria). De cualquier manera, cabe señalar que la empresa se ahorra millones eludiendo el pago de horas extra y que a su vez toda “ventaja” parcial puede ser considerada “a cuenta de futuros aumentos”.

El universo de los alcanzados asciende a 1.800 trabajadores y trabajadoras de los depósitos de la empresa, que laboran las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Mercado Libre tuvo un salto en su negocio con la llegada de la pandemia y la aceleración de la digitalización del mercado, unido al salto en el uso de las billeteras virtuales, con Mercado Pago entre las líderes del sector.

El hecho de que grandes capitales y empresas -como Toyota y Mercado Libre que se encuentran en un proceso de producción de ganancias millonarias- sean las que impulsen este tipo de reformas antiobreras desmiente la tesis de que estas sean una condición para superar un “excesivo costo laboral” que traba las inversiones privadas, o que este sea incompatible con la rentabilidad capitalista.

El convenio de Mercado Libre plantea, a su vez, la polifuncionalidad de tareas y limita la acción del derecho de huelga por medio de una “conciliación voluntaria”. Además, avala la contratación de trabajadores discontinuos con 12 jornales garantizados –menos de la mitad de un salario promedio-, lo cual adapta la relación laboral a las necesidades patronales. La empresa, además, dispone de libertad para reorganizar y modificar los horarios de los trabajadores (con una semana de anticipación) e incluso otorgar vacaciones en cualquier periodo del año, y hasta fraccionarla en bloques semanales.

El servilismo del burócrata Vila va aún más lejos cuando reclama por la convocatoria al Congreso Nacional de la Productividad que anunció el gobierno para mayo, ofreciendo su colaboración con las patronales para ejemplificar los “avances” en la actualización de los convenios: una política de entrega y liquidación de derechos sindicales.

La reforma laboral en Mercado Libre es parte de la ofensiva de las patronales y el gobierno para avanzar sobre los convenios colectivos de trabajo, con más precarización y flexibilización laboral, poniendo a los trabajadores como prisioneros del esquema de negocios y la rentabilidad capitalista.

Quebremos esta ofensiva con la intervención independiente e los trabajadores, por la defensa de los convenios colectivos y las cláusulas más favorables al trabajador y la lucha por una representación obrera en las paritarias, independiente de la burocracia sindical entreguista, que pelee por el salario y las condiciones de trabajo.

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