Metalsa es una de las empresas metalúrgicas más grandes y la principal productora de chasis para las más importantes automotrices del país.

Desde los últimos meses del año pasado, la patronal viene despidiendo a varios activistas para buscar quebrar todo tipo de organización gremial; este año suspendió a todo un sector (Toyota) para luego imponer nuevos despidos. Ya se habla de que el objetivo de la empresa es reducir el sector Toyota a tan sólo 72 operarios y lo mismo en otros sectores donde se busca despedir a centenares de trabajadores.

La patronal no está sola en este plan; cuenta con la complicidad de la burocracia de la UOM que viene de desaforar como delegado a Ignacio Serrano (opositor al gremio) y de realizar elecciones fraudulentas justamente en el sector de Toyota.

La situación de la fábrica es explosiva; se expresó en los fuertes reclamos de adherir al paro del 31 de marzo, en las críticas al impuesto a las ganancias y ahora en torno a la paritaria.

Los despidos y las suspensiones están a la orden del día a lo largo y ancho del país, su prohibición tiene que ser parte de la negociación paritaria, junto con el aumento del 32 por ciento en una sola cuota.

Sobran razones para un paro nacional metalúrgico. Mientras Caló acepta la conciliación obligatoria el clima dentro de las fábricas, cada vez es de mayor conflictividad, hay una voluntad enorme de parar y movilizarse.