La noticia de la radicación en Baradero de la empresa Mirgor ha generado enormes expectativas. No es para menos, ya que se habla de la creación de entre 500 y 750 puestos de trabajo en un enorme cuadro de crisis social. La propaganda ha sido instalada en todos los medios de prensa, y pretende ser usada electoralmente por Sanzio y el alicaído Frente de Todos.

Objetivamente, la alegría de la población está inspirada en que existe la posibilidad de que 500 o más familias obreras tengan un sustento económico para desarrollar sus vidas. Sabemos que la desocupación, que alcanza según las cifras del último informe del Indec a más de 6 millones de personas en el país, sirve también como herramienta a los capitalistas para desvalorizar los salarios, a partir de fomentar la competencia y el choque entre los trabajadores ocupados y desocupados. La creación de estos puestos trabajo, en un plano general, no va a lograr revertir ni el tercio de los más de 1500 puestos que se perdieron con el cierre de Atanor y Germaíz, los despidos en Ingredion y Quickfood-Marfrig, entre otras en los últimos años.

¿De dónde vienen los fondos que invierten los empresarios?

Mirgor invertirá unos U$S 71 millones en siete años para construir una planta nueva de autopartes llamada Ontec. Si bien tiene como perspectiva extenderse a otras terminales automotrices, comenzará por abastecer a la multinacional Toyota. La tecnología de punta que instalarán viene de la mano de una socia de Japón aún desconocida.

La empresa Mirgor nació como proveedora de la tristemente célebre Sevel (empresa del clan Macri que quebró, cerró varias de sus plantas, despidió a más de 15 mil obreros y cuya deuda fue estatizada por Cavallo como director del Banco Central bajo la dictadura militar). La mitad de su capital está formalmente en las manos de la familia Caputo; que hacen de testaferros y socios del expresidente Mauricio Macri. El resto cotiza en la bolsa, siendo nada más ni nada menos que el Anses su accionista mayoritario.

Los fondos que la burguesía nacional dice “invertir”, en realidad han sido confiscados a los trabajadores del fruto de su trabajo. Y así lo han hecho sus grandes cabecillas, que además de acumular su capital original por la explotación de sus obreros, el mismo fue en muchísimos casos potenciado por la estatización de sus deudas, o se sostiene ahora también con los subsidios patronales a través del saqueo de las cajas de los jubilados.

La burocracia sindical, ¿representantes de los trabajadores o del lobby patronal?

Esteban “Tito” Sanzio, el intendente oficialista de Baradero -quien es a su vez el referente regional del Smata-, tuvo una peculiar forma de comunicar la noticia a través de sus redes sociales. Confiesa que quien le acercó la propuesta de la radicación de la empresa y le presentó al CEO de la misma fue el Secretario General del Smata, Pignanelli. Parece un buen gesto para con “Tito”, que le sirve para reforzar su campaña electoral y su carrera política en el PJ provincial.

En lugar de actuar como representantes de sus trabajadores, la burocracia sindical oficia de lobbista de las patronales, haciendo de nexo con el poder político para poder avanzar con sus negocios. Es la expresión más cabal de la descomposición de estas direcciones burocráticas que nada tienen que ver con la realidad cotidiana de los trabajadores.

Debemos luchar por barrer de los sindicatos a estas direcciones burocráticas, que entregan a los trabajadores y ofician por los intereses de las patronales tendiendo puentes con sus amigos en el poder. Por una nueva dirección en los sindicatos, clasista, antiburocrática y de lucha.