Este jueves a la noche, se produjo nuevamente la muerte de un trabajador precarizado que prestaba servicios para Pedidos Ya. Se trata de Brian Ibarra, un joven de 24 años y padre de una beba, que en la calle Darragueira de Luján de Cuyo (en la provincia de Mendoza) perdió el control de su moto mientras se encontraba haciendo repartos.

 

Con Brian, ya son siete los repartidores que han perdido la vida durante la cuarentena, en la que la actividad de reparto ha sido declarada servicio esencial. Les repartidores trabajan en jornadas laborales extenuantes de 10 a 12 horas diarias para poder alcanzar un salario que les permita vivir; sin ningún tipo de de elemento de seguridad o higiene brindado por las empresas; ni de derechos aborales (ni ART, ni licencias o indemnizaciones) ya que ni siquiera son considerados trabajadores por las patronales. Mientras, el gobierno nacional y los provinciales se desentienden y miran para otro lado.

 

 

Con sistemas de categorías o puntos, las apps impulsan la autoexplotación de los “raiders”, ya que para subir de categoría y continuar en la misma con sus beneficios, es necesario mantener cantidades de reparto, a lo que se le suma que los mismos sean entregados “a tiempo”. Es decir, establecen un sistema de premios y castigos según el tiempo de entrega, que fomenta a los jóvenes precarizados a manejar a contrarreloj poniendo su vida en riesgo para cumplir.

 

Es imprescindible establecer una jornada reducida por insalubridad, garantizando un ingreso igual al costo de la canasta familiar y que haya días de descanso. Basta de muertes por sistemas que presionan a los trabajadores a conducir contra reloj, justicia por Brian y por todos nuestros compañeros fallecidos. ART, licencias e indemnizaciones a cargo de las empresas. Basta de zonas liberadas, rechazo de pedidos sin sanciones.

 

Ante la desidia de los gobiernos y las aplicaciones, que cuentan millones a costa de la vida y la ultraprecarización, es necesario impulsar la organización independiente y seguir el camino que han marcado los trabajadores de reparto en varias ciudades del país y el mundo, con asambleas y paros para arrancarle a la patronal el pliego de reclamos.