En la mañana del miércoles, el obrero Jonathan Zambrano Calderón cayó desde un quinto piso de la obra de construcción donde se encontraba trabajando. La caída fue provocada al cortarse un guinche que se enredó en su tobillo, y Zambrano quedó colgado en la “contención” del primer piso. Un compañero que oyó la caída pudo asistirlo y constatar que el brazo izquierdo le fue arrancado y su tobillo izquierdo fracturado por la caída. Actualmente el trabajador se encuentra internado de gravedad.

Los medios han recogido denuncias y testimonios de que el accidente de esa obra era “anunciado”, ya que los obreros trabajaban sin elementos de seguridad y sin arnés.

Las víctimas de la precariedad laboral son moneda corriente en nuestra ciudad. Esta carnicería que sufren los trabajadores va a ser acentuada con la reforma laboral, que tiende a flexibilizar aún más las condiciones de seguridad y alargar la jornada laboral (al tiempo que avanza en la eliminación de la indemnización por despido).

La agenda del FMI, la burguesía y el conjunto del régimen político es modificar a la baja todos los convenios laborales, como persigue el acuerdo Mercosur-Unión Europea. Cuentan para ello, una vez más, con la anuencia de las burocracias sindicales, firmantes de los proyectos de ley de reforma laboral, que fueron frenados por la gran lucha de los trabajadores en las jornadas de diciembre de 2017. En este cuadro, el Frente de Izquierda-Unidad es la única fuerza política que se opone y se enfrenta todos los días a los ataques de las patronales y sus representantes políticos.

Es urgente la puesta en pie de comisiones obreras de Seguridad e Higiene, electas y revocables, en todas las empresas. Reapertura de las paritarias, ante la inflación del 60% anual y por la mejora de las condiciones de trabajo. No a la reforma laboral, impositiva y previsional antiobreras.