Sindicales

8/5/1997|538

Ongaro sabe de carneros

A 45 días de iniciado el conflicto de Atlántida y con la presunción de que éste estaría liquidado, Ongaro creyó oportuno decir lo suyo.


Lo hizo de la misma manera en que se manejó durante todo el conflicto, cobardemente, con un volante sin firma. Su título, “Atlántida y los carneros de Panurgo”, hace referencia a la obra “Gargantúa y Pantagruel, donde los carneros siguen a su guía sin saber nadar y mueren indefectiblemente ahogados”.


De esta manera pretende desacreditar a la Comisión Interna, que sostiene un conflicto histórico, pero por sobre todo ataca a los trabajadores, tratándolos de descerebrados.


La burocracia de Ongaro pretende, con estos métodos, defender una política que ha permitido la ofensiva patronal de superexplotación sobre el conjunto de los talleres, que no convoca desde hace 11 años a una Asamblea general del gremio y que nunca concurrió a la fábrica tomada. Esta burocracia pertenece a la CGT ‘empresaria’, es indefendible salvo para sus burócratas.


Pero Ongaro no logra defenderse.


Dice que “cuando Atlántida en sociedad con Cochrane creó la empresa AYC y comenzó a introducir nueva tecnología, el SGA alertó sobre el riesgoso efecto que esta reconversión tendría…”, y luego ataca a la CI, diciendo que ésta firmó “convenios de empresa”. Se despacha contra la toma, a la que responsabiliza por “el envío de telegramas de despido con causa” (se ve que Ongaro prefiere los despidos ‘sin causa’) y se lamenta de que no se aceptó su propuesta de formar una‘Cooperativa’.


La Comisión Interna de Atlántida respondió punto por punto este pérfido ataque, comenzando por denunciar que un sindicato que representa a 10.000 trabajadores haya tenido que expresarse en un volante sin firma.


Pone de manifiesto que Ongaro pretende culpar a los trabajadores de Atlántida con lo que es ‘su’ política. Señala que es “el SGA el que vive resignando conquistas en los talleres, que conducen a más despidos y más ataques al convenio. Atlántida en cambio defendió (y acrecentó) todas sus conquistas en estos 13 años: paró la fábrica cada vez que la patronal quiso despedir a un compañero; luchó por un salario que hoy está en un promedio de $1.200; obligó a categorizar máquina por máquina hasta llegar a una categoría 15; impuso el cuarto turno (4 turnos de 6 horas) para evitar despidos, etc.”.


En la respuesta, la CI denuncia que Ongaro no “caracteriza la maniobra patronal del falso cierre, anunciado ante el Ministerio de Trabajo con fecha fija de despido total de 272 gráficos efectivos el 31 de marzo”, y que lo hace para coincidir con la ‘causal’ de despido alegada por la patronal: la ocupación de planta. Denuncia que la propuesta de “Cooperativa es aceptar el falso cierre y la crisis”.


La Comisión Interna demuele los ‘argumentos’ del volante de Ongaro. Destaca las dos políticas que se expresan en este conflicto: la política de la dirección del SGA, que se borra sistemáticamente ante las necesidades de los trabajadores, y la dirección obrera de Atlántida, que lucha por las reivindicaciones con los trabajadores, unidos indisolublemente, como se evidenció en las dos incursiones policiales a planta.


La política de Ongaro está recogiendo sus frutos, como lo demuestra la elección plebiscitaria de la Comisión Interna de Perfil en favor de los compañeros de la lista Naranja, que estuvieron codo a codo con los trabajadores de Atlántida.


Los carneros sin comillas están en la conducción del SGA, y Ongaro es el Panurgo de esta historia.