El viernes 13 se realizó un acto en el CTA, en el que participaron delegados y activistas telefónicos, organismos de derechos humanos y distintas expresiones políticas. Este acto fue convocado como una respuesta al ataque que sufrió la esposa de Horacio Vigo, delegado general del edificio Conesa.

Este suceso acaeció el 9 de mayo pasado, en que un grupo armado ingresó en su casa, destrozando documentación y profiriendo amenazas.

Horacio Vigo y el resto de la comisión interna del edificio Conesa no son reconocidos por el sindicato y la empresa como representantes del edificio, a pesar de que fueron votados por más del 90% de los trabajadores, todo ello por el “delito” de ser opositores a la actual dirección guillanista. Es en esta dinámica en que se inscriben los hechos y, por lo tanto, la autoría moral de los mismos.

Lo sucedido indica la necesidad de redoblar los esfuerzos para fortalecer al Plenario de Trabajadores Telefónicos (organismo unitario de la oposición antiburocrática a la actual conducción), para terminar con la burocracia sindical.