Rubén Rodríguez, joven trabajador de 23 años de una empresa tercerizada que opera para Cablevisión (del grupo Clarín/Telecom), falleció el pasado martes 19 por una descarga eléctrica recibida cuando cambiaba una red de TV en la localidad bonaerense de Luján.

La patronal de Cablevisión no invierte en las condiciones de trabajo y elementos de seguridad. Es lo que sucede en la mayoría de las empresas de telecomunicaciones, con la consecuencia de un aumento impresionante de los "accidentes" evitables, como se vio con el siniestro que el 5 de diciembre se llevó la vida de Omar González, revisador de la oficina Lezica de Telefónica.

La patronal de Cablevisión incumple la mayoría de las normas de seguridad (ausencia de hidroelevadores y de elementos de seguridad como cascos, guantes dieléctricos, etc), al tiempo que desarrolla una escalada para aumentar los ritmos de producción. Viene de aumentar la jornada laboral el año pasado y ahora se encuentra en un proceso de reestructuración, con cientos de aprietes para el retiro voluntario mediante sanciones y suspensiones.

La agrupación Naranja Telefónica señaló en un comunicado que esta avanzada “debe ser respondida con un plan de lucha convocado por los sindicatos de la actividad, que hasta el momento solo han declarado el ‘estado de alerta y movilización’”. Y colocó frente a la escalada de accidentes un pliego de demandas que incluye la prohibición del escalamiento, hidroelevadores equipados especialmente para tareas con riesgo eléctrico, el pase a planta permanente y convenio de todos los tercerizados y la paralización de las tareas ante cualquier incumplimiento de las normas o falta de provisión de elementos de seguridad.

A su turno, plantearon el establecimiento de “protocolos de trabajo y normas de seguridad” por parte de los sindicatos aprobado por los delegados, comisiones internas y comisiones de seguridad e higiene electas por los trabajadores de cada edificio “para enfrentar el despotismo actual y defender la salud y la vida de todos los trabajadores”.