Sindicales

21/3/2002|746

Paramos la provocación patronal con la movilización

En la mañana del sábado pasado, un amplio operativo policial se desplegó sobre la fábrica Brukman, ocupada desde hace dos meses por sus trabajadores. Los oficiales de la comisaría de la zona esgrimieron una orden de allanamiento firmada por un juez penal, por “usurpación y robo”. La policía desalojó a los compañeros que se encontraban de guardia en la fábrica. Ante las protestas de los trabajadores, policías de civil que participaron del operativo la emprendieron a empellones y golpes contra las obreras textiles, y también contra vecinas que se habían acercado a manifestar su solidaridad.


La patronal de Brukman había preparado cuidadosamente esta provocación, en colaboración con los poderes del Estado. El método elegido fue el mismo queabuso  utilizan contra los piqueteros y otros luchadores: transformar a las acciones de lucha en causas penales. En este caso, acusando a quienes ocupan la planta en resguardo de la continuidad laboral, en simples usurpadores o ladrones. La orden de allanamiento, dictada para un sábado a la mañana *cuando en la fábrica sólo quedaba una guardia* revela la complicidad entre la patronal, la “Justicia” y la policía.


Pero una vez más, los trabajadores de Brukman demostraron por qué son ellos, y no la patronal, quienes pueden darle un rumbo a la planta. Apenas había transcurrido una hora del allanamiento, y la puerta de Brukman comenzó a ser rodeada por vecinos, trabajadores e integrantes de las asambleas populares de la zona (San Cristóbal, San Telmo, Congreso, Lezama). Mientras tanto, las compañeras de Brukman se aferraban a las rejas de la puerta: “Solamente vas a colocar el candado arrastrándonos de acá”, era la consigna que les reiteraban, una y otra vez, a los policías que pretendían tomar el control definitivo de la puerta. Desde los balcones de enfrente, aplausos y cacerolazos acompañaban la acción obrera. Cuando llegaron los medios, escrachamos a los represores de civil que habían castigado a las compañeras.


Hacía el mediodía, centenares de manifestantes rodeaban a Brukman. Era claro, a esa altura, que la orden judicial de “dejar un consigna para evitar el reingreso” no podría cumplirse con un par de vigilantes, sino con un destacamento entero. Los polis de civil se retiraron primero, abrumados por el escrache. Unos minutos después, la policía abandonó el lugar y liberó el paso de la puerta… En medio de una gran euforia, los compañeros reconquistaron la fábrica, al grito de “Brukman es de los trabajadores”.


 


Una lucha de todo el movimiento piquetero


Desde la puerta de Brukman reocupada, Jorge Altamira se dirigió a los trabajadores y vinculó esta lucha con la que, horas atrás, protagonizaron los integrantes del Bloque Piquetero en la ciudad de Zárate (ver nota). Luego, se desarrolló una asamblea en la puerta de la fábrica con la participación de representantes de las asambleas populares, partidos políticos y delegaciones gremiales. Al día siguiente, el conjunto de la Asamblea Popular Nacional de Parque Centenario marchó hacia Brukman.


La provocación del sábado demuestra que la patronal, sin tener ninguna alternativa para poner en marcha a la fábrica, pretende recuperarla de cualquier manera, en vistas de que crece el movimiento a favor de su estatización bajo control obrero. La puesta en marcha de la fábrica por los propios trabajadores; el proyecto de Altamira planteando su estatización, y la repercusión de la gran Marcha piquetera *movimiento que integran los trabajadores de Brukman* son expresiones de ese crecimiento.


Por su significado, la lucha de Brukman tiene un alcance nacional: la determinación de sus trabajadores textiles, que toman en sus manos la planta frente al vaciamiento patronal, está expresando a todo el movimiento explotado que le reclama a “los Brukman” nacionales (los Macri, los Techint, el FMI) y sus guardianes (Duhalde), “que se vayan”.


Hay que redoblar el apoyo a Brukman, hasta ganar.