Sindicales

28/4/2022

Paritaria petrolera, la adenda salarial

La burocracia “unida” firma nuevamente a la baja.

Corresponsal

Tras rimbombantes declaraciones de la dirigencia sindical acerca que las y los trabajadores petroleros ya habían realizado demasiados esfuerzos y postergado derechos en aras de superar la crisis durante la pandemia, terminaron firmando todas ellas, un acuerdo salarial a la baja para el primer trimestre de la paritaria 2022-2023 (abril-junio).

Para el trimestre que incluye los meses de abril, mayo y junio del presente año se firmó una suma no remunerativa (una bonificación) y no acumulable, equivalente al 21% sobre los salarios de abril, pagadera en dos cuotas a cobrar con los salarios de mayo (10%) y de junio (11%). Esa suma se incorporará a partir del 1º de julio a los salarios.
Esto quiere decir que no habrá aumento del salario en el trimestre abril-junio de 2022 (solo una bonificación) y que ese 21% recién se incorporará al salario con los haberes de julio (a cobrar en agosto), pero calculando ese porcentaje sobre el salario de abril (no el de junio) y será por lo tanto un porcentaje no acumulativo con la bonificación (la que no se tendrá en cuenta para calcular el salario a partir del 1º de julio). Al no ser acumulativa pero tener carácter remunerativo, ese 21% se pagará devaluado con el salario de julio, y además en el bolsillo de las y los trabajadores implicará una disminución debido a los aportes obreros que se descontarán del salario bruto.

La burocracia sindical petrolera de todo el país conformó una “unión de trabajadores” para negociar de conjunto con las cámara patronales y tener mayor poder de negociación, incluso amenazaron con medidas de fuerza…pero terminaron firmando el equivalente salarial de la adenda laboral flexibilizadora del convenio que firmaron años atrás. Esto lo reconocen tanto las empresas como la propia burocracia. Por un lado un CEO de una petrolera le confesó en privado a Econojournal que “Es un aumento no remunerativo por lo que el impacto en los costos laborales será menos que el 21%. Está bien acordar algo por 90 días hasta que haya más claridad en el escenario económico”.
Por otro lado José Dante Llugdar, Secretario General del Sindicato Petrolero Jerárquico de la Patagonia Austral, reconoció que “si se convierte el salario de los trabajadores petroleros a dólares, es el más bajo de todo ese tiempo, y en esto no hace falta ser un profesional en Ciencias Económicas para saberlo, sino que cualquier persona puede tener en claro que es así”. A confesión de parte, relevo de pruebas.

La maniobra confusionista de patronales y burocracias

Más allá de sincerarse en privado, las empresas distorsionan los aumentos salariales y en vez de medirlos por los períodos paritarios, lo miden en forma calendaria. En el mismo sentido macanea la burocracia. Entonces, afirman que en el primer semestre de esta año, los salarios petroleros aumentaron un 56%, cuando más de la mitad de ese porcentaje corresponde a la paritaria 2021-2022, que cerró el 31 de marzo de este año.
Y tampoco es cierto que el salario haya aumentado 21% en un trimestre (es una bonificación especial no remunerativa, ni acumulable), y que por lo tanto se proyecte para todo el año un aumento que ronde entre el 80% al 100%.
Entre bonificaciones y solapamiento de aumentos de dos períodos paritarios, se vende humo sobre la recomposición salarial de las y los petroleros.

Ahora bien: las empresas están exportando una parte de la producción petrolera e ingresan un precio dolarizado por barril exportado. Se les reconoce un precio dolarizado por el gas que producen. Y pagan salarios en pesos, que encima cuando pagan un aumento un trimestre más tarde, además debe considerarse la pérdida del poder adquisitivo por la inflación galopante. Es decir, el costo laboral y salarial de las empresas está en picada por la firma de una paritaria tras otra a la baja del salario real.

La garantía de la que se jacta la burocracia, de un salario bruto mínimo a febrero de 2022 de $ 135.000 a $ 160.000 para los de menores ingresos, está muy lejos de los salarios petroleros del período previo al fracking.
Con el reciente acuerdo, recién “en julio se garantizará un mínimo superior a los 200.000 pesos de bolsillo”, se vanaglorió un dirigente sindical. Un salario equivalente a 1.000 dólares “blue” o 2.000 dólares oficiales, lejos de los parámetros internacionales.

Las petroleras la juntan con pala y encima reciben subsidios estatales multimillonarios en dólares, mientras el salario sigue en picada. La burocracia entregó la paritaria una vez más. Se necesitan paritarios electos por la base en verdaderas asambleas por yacimiento y un pliego votado en las mismas. Las bonificaciones no remunerativas ni acumulables no son aumentos de salarios. Actualización mensual por IPC y bono por las ganancias, como conquistó el SUTNA, es una base para que una real representación obrera negocie los salarios.