La Unión Obrera Metalúrgica cerró con las cámaras empresarias del sector metalmecánico un incremento salarial del 12,3%, escalonado de noviembre a marzo (5,5%, 2%, 1,8%, 1,5% y 1%), retroactivo y acumulativo.

Furlán se suma así a Hugo Moyano y Víctor Santamaría (porteros) en aceptar la “pauta” de Caputo consistente en “que las mejoras salariales ronden el 1% y no se pasen de esa cifra a partir de marzo, en sintonía con las previsiones inflacionarias descendentes”.

La otra parte de la paritaria metalúrgica, correspondiente a las empresas siderúrgicas (Rama 21), sigue sin resolución – luego de innumerables reuniones y conciliaciones obligatorias – con ingresos congelados desde junio (el inicial apenas supera los 800 mil pesos). Los que mandan en la industria del acero (el Grupo Techint (Siderca y Siderar) y el Grupo Arcelor-Milttal (Acindar)) están determinados a profundizar el deterioro salarial y la precarización laboral. Una orientación que la Secretaría de Trabajo, capitaneada por el empleado de Rocca, Julio Cordero, intenta extender a toda la industria. 

El rechazo de Rocca a ajustar salarios de acuerdo al IPC, esgrimiendo la crisis industrial, equivale a una quita. Pero tomarlo como referencia, como hace la UOM, para defender el poder adquisitivo, es una falacia; no solo no refleja la inflación sobre el consumo medio de un obrero, sino que se aplica a salarios históricamente destruidos. Conviene recordar que Furlán destronó a Antonio Caló agitando la promesa de recuperar los ingresos. No estaría cumpliendo….

El discurso beligerante de Furlán no puede disimular la entregada. El plan de lucha de principios del año pasado, que había logrado movilizar a una fracción importante del gremio, fue cancelado definitivamente para poner la energía en la interna peronista y el armado electoral. 

Los congresos de delegados y cualquier instancia de deliberación han perdido toda función de preparación de la lucha para convertirse en tribunas de proselitismo “cristinista”. Mientras tanto, las patronales avanzan a todo vapor.

El paro de Acindar demuestra que hay condiciones para luchar

El argumento de que la relación de fuerzas no permite una confrontación directa es una profesía autocumplida. La base metalúrgica dio sobradas muestras de su disposición cuando se la convocó a luchar y ahora mismo acaba de hacerlo una vez más, derrotando una ofensiva de la patronal de Acindar-Villa Constitución.

La suspensión por 16 días sin goce de sueldo de todos los trabajadores de Trefila que resisten los planes de flexibilidad y achique del sector, disparó un paro de toda la planta por todo un turno, que logró revertir las sanciones. Acindar es una de las grandes plantas siderúrgicas que viene soportando suspensiones y desvinculaciones masivas desde hace meses. Ni hablar de lo que sucede a las demás empresas medianas y pequeñas, que son la mayoría abrumadora del gremio. La forma de superar la parálisis del secretariado nacional es, como en Villa, a partir de iniciativas y una fuerte presión desde abajo.

Ninguna asamblea votó que la UOM acepte los topes de Milei, impulsemos un congreso de delegados con mandato de las bases, con asambleas por sector que voten un plan de lucha con continuidad: por un aumento de emergencia que recupere lo perdido para alcanzar un salario que cubra la canasta familiar, basta de paritarias que dividen el gremio, unidad de todos los metalúrgicos; por el rechazo a los convenios por empresa y la defensa del convenio colectivo; por el cese de los despidos (el propio Furlán advirtió que esto continuará este año). Como se demostró en Villa, las tradiciones combativas de los metalúrgicos están vivas, hay que apelar a ellas para poner al gremio de pie.

Milei festeja el dato de inflación para acelerar el ajuste y la bicicleta financiera

Se ubicó en 2,7% en diciembre. –

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