Paritarias y salarios rigurosamente atados a las metas trimestrales del FMI

El acuerdo con el FMI aún en stand by -producto de la crisis desatada en el gobierno por la renuncia de Máximo Kirchner- ya está plenamente afectando las paritarias y las condiciones salariales de los trabajadores argentinos.

Efectivamente, el mantenimiento de los salarios en condiciones de pobreza para la mayoría de la población laboriosa es uno de los ejes del “entendimiento” con el organismo imperialista. En consecuencia, con el acuerdo con el Fondo, ningún detalle referido al gasto fiscal puede quedar librado al azar. “El fluido vínculo entre los gremios y la Casa Rosada resulta un aliado en medio de estas negociaciones”. Si quedara la duda en cómo será la negociación para tratar la paritaria 2022, acuerdo con el Fondo mediante que está por verse en su desarrollo, “el ministro Martín Guzmán ya avisó que los “acuerdos de precios y salarios serán fundamentales para contener las expectativas inflacionarias” (Mundo Gremial, 29/1).

El pescado todavía está sin vender, pero la burocracia sindical de todos los colores y el gobierno nacional han “abierto” las discusiones paritarias 2022 con la sintonía de profundizar el ajuste.

Del Smata (mécanicos) a Foetra (telefónicos), pasando por la UOM (metalúrgicos), Fatsa (sanidad) o Papeleros, los acuerdos establecidos en forma precaria hasta el final del primer trimestre no superan el 12/15% de aumento sobre salarios de marzo-junio 2021 -según los gremios-, en muchos casos con sumas fijas, que mantienen a la mayoría de los sueldos de la actividad privada en niveles de pobreza para la mayoría de la escala salarial.

El reciente acuerdo de Ricardo Pignanelli -Smata- con la patronal de los concesionarios de autos -Acara- fue festejado por la burocracia verde y publicitado por los medios como un exitoso comienzo de discusión paritaria. El resultado de “la estrategia del Smata” es que partiendo de un salario inicial de 58.391 pesos, la inmensa mayoría de las categorías están bajo la línea de pobreza, en tanto que la única categoría que se acerca al valor de la canasta familiar, según los trabajadores del Indec, está 15 mil pesos por debajo de esos valores.

“Preparando” el “sendero” del ajuste fondomonetarista

La burocracia de los gordos, en tríada con el gobierno y las cámaras patronales, con aumentos anualizados rondando el 50/52% -por debajo de la inflación y con salarios por el piso- esta vez marcó la cancha de las paritarias para el sector público, con ingresos infinitamente más devaluados. Ricardo Pignanelli, del Smata, transformó en ley esta entrega burocrática: “nosotros no podemos adivinar la inflación porque la estaríamos provocando, entonces tenemos que ir atrás de la inflación y lo más corto posible”, declaró. El metalúrgico Antonio Caló sin querer lo desautorizó: “los salarios están en los 200 o 300 dólares -dijo-, no tienen incidencia en la inflación”.

Es lo que están discutiendo ahora estatales y docentes con el gobierno nacional y con los gobernadores, con la intensa colaboración de la burocracia de Ctera-CTA de Yasky, Sonia Alesso, Roberto Baradel, Catalano y de ATE-CTA de Peidró y “Cachorro” Godoy, con el liderazgo de Andrés Rodríguez de UPCN.

La rabieta de Máximo puede colocar en default a la política de Alberto y de Martín Guzmán, pero no puede tapar la política fondomonetarista del peronismo, en todas sus vertientes, contra los trabajadores.

Las declaraciones de todas las variantes de la burocracia sindical en apoyo del pacto de cogobierno Frente de Todos-FMI, antes y después del portazo del hijo de Cristina, rubrican la decisión de ir a fondo con el ajuste. La CGT sacó inmediatamente un comunicado de efusiva felicitación al gobierno por la firma del pacto de entrega y antiobrero con el FMI. Y del lado de los que lo ven con “límites”, la mesa nacional de la CTA-T de Hugo Yasky salió al rescate -en medio de los palos contra Alberto- en forma tajante: “Los integrantes de la Mesa Nacional coincidieron en que el preacuerdo logrado por el gobierno con el FMI evitó que el país cayese en default y quedase a expensas de una corrida cambiaria y de presiones económicas y financieras de los sectores dominantes, que el campo popular difícilmente hubiese podido neutralizar” (comunicado CTA, 31/1).

La clase obrera tiene que intervenir en esta crisis

La defensa del salario, de las jubilaciones, de las condiciones laborales arrasadas por una vulneración de los convenios colectivos que la burocracia está entregando uno a uno -sin ninguna ley de reforma laboral-, el fin de la precarización, de los despidos y del trabajo en negro y la conquista de trabajo genuino para los desocupados sólo es posible rompiendo con el gobierno fondomonetarista, y en la lucha por recuperar la independencia política de nuestras organizaciones obreras, expulsando a la burocracia traidora.

Una primera respuesta será la enorme movilización resuelta por un plenario organizado por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores Unidad, que congregó a más de 200 organizaciones de lucha, obreras, piqueteras, de la mujer trabajadora, de la juventud, los derechos humanos para ocupar la Plaza de Mayo el 8 de febrero, bajo las consignas de no al pacto colonial con el FMI, no al pago de la deuda, basta de ajuste contra la clase obrera.