Desde las cero horas hasta las 10 de la mañana de este martes 29 se desarrollí un paro total de trenes de pasajeros y carga, organizado por el gremio de La Fraternidad –que nuclea a los conductores del ferrocarril- en rechazo, principalmente, a la suspensión judicial de la línea que recorre el tramo de Buenos Aires a Bahía Blanca. La medida fue levantada luego de una reunión con autoridades del gobierno

La medida judicial tuvo lugar luego del descarrilamiento del servicio a la altura de la localidad bonaerense de Olavarría, a principios de marzo, que dejó más de 20 heridos. Pero es encuadrada, por la dirección sindical, en el marco de una serie de ataques contra el servicio ferroviario.

Desde la dirección que conduce Omar Maturano denuncian que existe un accionar alentado por la gobernación provincial, las intendencias y el sector privado para sabotear el funcionamiento del servicio Buenos Aires-Bahía Blanca, en pos de privilegiar en negocio del traslado privado de pasajeros, por otros medios de transporte.

En el gremio afirman la existencia de una “compra fantasma de pasajes en servicios de la actividad”, con el propósito de agotar las disponibilidades y reorientar a los pasajeros al autotransporte privado, mucho más caro. Así como las maniobras de varios intendentes por medio del asfaltado de las vías y la negativa a que los trenes paren en las estaciones de su territorio.

También se escucharon algunas denuncias por la apropiación de terrenos y tierras ferroviarias por parte de funcionarios del gobierno provincial.

Desde La Fraternidad aseguran que pasadas las 72 horas del siniestro en Olavarría las vías ya habían sido arregladas y que el servicio estaría en condiciones de restituirse. Sin embargo, el accidente revela el estado de desinversión del material ferroviario y los límites del servicio de carga y de pasajero, a falta de inversión el Estado.

Esta medida de la burocracia de Omar Maturano resulta tardía, proviniendo de un sector que ha asistido silenciosamente al desguace y deterioro de los ferrocarriles, reaccionando a última hora, luego de los hechos consumados, en un proceso que la ha tenido como cómplice del vaciamiento y el ajuste.

La defensa del servicio ferroviario, en toda su extensión y función, debe respaldarse con la lucha inmediata por la inversión del Estado en la mantención del material rodante y las instalaciones ferroviarias, contra los negocios de los especuladores privados y el ajuste del gobierno, que se acentuará aún más en su etapa fondomonetarista.

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