Sindicales
7/7/2015|1371
Paro en ACINDAR: Los trabajadores le dicen no al ajuste
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La planta de Acindar estuvo paralizada seis días a raíz de la cesantía de once trabajadores, entre contratados y efectivos. Las asambleas fueron ratificando la decisión de los trabajadores de no permitir estos despidos y existe una abierta complicidad del gobierno provincial con la empresa para el desangre del conflicto.
El Ministerio de Trabajo de la provincia venía “aconsejando” a la directiva de la UOM una conciliación voluntaria, rechazada por las asambleas con los despedidos afuera, y ahora dictó la conciliación obligatoria bajo esa modalidad.
El conflicto es una dura pulseada que tiene dos cuestiones estratégicas en juego. Por un lado, hay en Acindar una larga tradición de defensa de la estabilidad laboral que la empresa quiere romper. Por otro, la empresa quiere un cambio radical en las condiciones d e trabajo y el aumento de la productividad con menos personal.
Qué intereses hay detrás de la huelga de Acindar
Acindar forma parte del grupo Mittal, de origen indio, y uno de los más poderosos del mercado del acero a nivel mundial. La planta de Villa produce el 75 por ciento al mercado interno, destinado en gran parte a las ventas de la obra publica (hierro para la construcción). El 25% restante se exporta a Brasil, que por la devaluación bajó sus compras. De ese 75 por ciento había un acuerdo que impedía la entrada de cualquier tipo de acero, sea chino o turco, que son de peor calidad en el mundo pero más baratos, y ese acuerdo se rompió. Para Atucha III y la represa en el río Santa Cruz van a entrar de China entre 25 a 35 mil toneladas de acero, que afectará en el futuro la producción. La empresa se prepara para esta situación apretando a los trabajadores con un brutal ajuste.
La importación de acero proveniente de China se impuso como tendencia en América Latina en los últimos dos años, entre enero y mayo de este año, China embarcó 3,8 millones de toneladas de acero laminado hacia la región, un 12 por ciento más que las 3,4 millones de toneladas registradas en el mismo período de 2014. Argentina fue el país que más incrementó las compras de acero a China: un 420 por ciento en los últimos cinco meses.
Este cuadro también afecta a Siderar, que ha lanzado una fuerte ofensiva fundamentalmente contra la planta de contratados. En Acindar, una parte importante del personal actúa en tercerizadas y con contratos de plazo fijo, cuestión aceptada desde hace años por las directivas tanto marrones como azules en la seccional. En un ajuste, este sector será el blanco principal de la empresa, pero además los directivos quieren de hecho desconocer la llamaron “cláusula Acindar”, impuesta con luchas desde hace muchos años. Esta consiste en un acuerdo del 22% por encima de lo que firma el convenio nacional de la UOM para la rama. Esta cláusula se reconoce solo parcialmente para los contratados y la empresa busca achicarla para los efectivos.
Las masivas asambleas que ratificaron el paro se deben a que los trabajadores son conscientes de que el ajuste patronal recién comienza. La resistencia firme de los trabajadores le está poniendo un fuerte obstáculo .
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“Es necesario mantener la medida de fuerza”
Entrevista con Cristian Miguez, delegado en Acería
y suplente en la Comisión Interna
-Estamos ante un gran conflicto, con siete días de paro total de la fábrica y numerosas asambleas. ¿Cuáles fueron las razones para que en cada una de ellas se ratificara la medida de fuerza?
-Hasta ahora llevamos seis asambleas generales y otras por sector, en los que se fueron ratificando las medidas de fuerza y el reclamo de reincorporación de todos los despedidos. En la última, luego de tres reuniones en el Ministerio de Trabajo y con la conciliación obligatoria casi dictada, pero con los compañeros sin ingresar a planta, la Comisión Directiva de la UOM y la Comisión Interna instaron a aceptarla.
Hubo posiciones que rechazaron esta propuesta, por lo que realizaron maniobras planteando que si en el período de conciliación no se conseguía que los compañeros ingresen, ellos volverían a parar la planta.
Este discurso, sumado a los temores lógicos de los trabajadores por encarar una medida a largo plazo, dio como resultado que se acepte de hecho la conciliación obligatoria. Aunque se pidió que se votara, no lo sometieron a votación.
-¿Cuál es la posición del Ministerio de Trabajo sobre el conflicto?
-El Ministerio de Trabajo provincial no tomó postura en defensa de los compañeros. Dejando claro la inutilidad de esa mesa donde la empresa alegaba que la integridad física de compañeros que estaban en una situación emocional complicada, los dejaba fuera de planta.
Se le planteó al ministerio qué mejor contención para ellos que seguir en sus puestos junto a sus compañeros de más de diez años.
Finalmente, terminó dictando la conciliación obligatoria con los compañeros afuera haciendo cursos mientras dure la conciliación.
-¿Cuál es tu posición sobre la conciliación obligatoria con los despedidos afuera?
-Obviamente, no estoy de acuerdo. Entiendo que es necesario mantener la medida de fuerza y profundizarla con movilizaciones populares.
-¿Cuál es la conducta de la UOM en el conflicto?
-La UOM buscó contener el conflicto lo más acotado posible, limitándose a los medios de comunicación locales y no promoviendo la organización de cara a un conflicto prolongado. Esos ejes fueron planteados, tanto en la Junta de Delegados como en las asambleas, y serán parte del balance.
-¿Qué perspectivas se abre para los trabajadores a partir de esta enorme lucha?
-Los compañeros comienzan a palpar el poder real de la fuerza de los trabajadores. Este paro fue en respuesta a los embates de la empresa por una medida unificada en toda la planta contra el impuesto al salario. Esa medida y este paro de siete días fueron la primera gran pelea unificada para la mayoría de los actuales trabajadores de Acindar. Lo que nos dará mucho para hablar en los balances posteriores. Afianzar la confianza en las fuerzas de los trabajadores es el objetivo primero que nos debemos tomar los delegados y activistas clasistas de cara a los próximos conflictos.