Sindicales
17/4/2017
Paro en suspenso en el gremio químico y Atanor
Cuadro de situación en el sector
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Para este 17 de abril estaba convocado un paro del sindicato químico y petroquímico de Zárate. El rubro químico ha sido golpeado por despidos, particularmente por el cierre de las plantas de Atanor en Munro y Baradero (en las puertas de esta última planta, los obreros se encuentran acampando). El sindicato de jerárquicos iba a acompañar la medida.
Sin embargo, el sindicato químico dejó en suspenso el paro luego de que se dictara una nueva conciliación obligatoria en el conflicto de Atanor.
A las 15 horas estaba pautada una reunión en el Ministerio de Trabajo.
El sector químico viene siendo golpeado desde 2015 con el cierre de TFL, donde cerca de 100 trabajadores perdieron su empleo. Como en aquella ocasión, los límites de la conducción química vuelven a saltar a la vista: el sindicato esgrime el planteo de defensa de la “industria nacional", obviando que esas empresas "nacionales" o filiales locales son las que despiden y que prefieren pasarse al bando importador, despidiendo trabajadores.
Orígenes del conflicto
Atanor es líder local en la producción de químicos, agroquímicos, azúcar, etanol y polímeros, pertenece al pulpo internacional Albaugh LLC. Lejos de atravesar una crisis económica, el cierre de plantas de Baradero y Munro se debe a que resolvió concentrar su negocio en Río Tercero y San Nicolás. Creció el 8% anual en ventas, con facturaciones millonarias: en 2012 fue de 423 millones de dólares, en 2014 de 576 millones y pretendían llegar a los 800 millones para este año. Tiene previstas inversiones por 100 millones de dólares hasta 2020.
El 22 de febrero, la patronal de Atanor, al estilo Magnetto, procedió al despido de los compañeros de Munro y Baradero, anunciándolo con un cartel pegado en la puerta de la planta durante el cambio de turno.
El Ministerio de Trabajo dictó la conciliación obligatoria. En una primera instancia, la patronal la rechazó, pero finalmente terminó por acatarla. Si bien no hubo vaciamiento de la maquinaria de la empresa, pero sí de materia prima, la patronal nunca volvió a poner en funcionamiento la planta.
El martes 11 de abril, unas horas antes de finalizar la conciliación obligatoria, a los trabajadores del turno de las 12 hs. no se les permitió ingresar a la planta y se les dio aviso que tenían depositadas en las cuentas sueldo la liquidación total. Los diferentes turnos, acompañados por el sindicato, están acampando en la puerta de la empresa a la espera de una resolución.
Complicidad de todo el arco político
En una ciudad atravesada por masivas movilizaciones populares (de hasta 4 mil personas), el 7 de marzo el Concejo Deliberante votó por unanimidad la creación de una comisión de Emergencia Social y Laboral. Es una mera declaración de intención, que no propone ninguna medida concreta para defender los puestos de trabajo. Su conformación pone en minoría absoluta a los trabajadores frente a una votación. Este fraude político, que tiene el propósito de derrotar a los trabajadores y desarmar la movilización popular, aún no ha dado señales de vida.
La intendenta de Baradero, Fernanda Antonijevic (Cambiemos), en un primer momento expresó: “estamos dispuestos a plantear la expropiación si no reveían la situación de no seguir invirtiendo en Baradero.¨ Pero rápidamente pasó a defender otro planteo: el de la “reconversión productiva”.
El programa apuntaría a relocalizar el personal de las empresas que están cerrando o “transformando” (Toyota sería una de las "voluntarias"), siendo asistidos momentáneamente por el gobierno nacional o provincial, más la indemnización correspondiente al cierre de la fábrica. Esta medida significa descartar completamente la posibilidad de seguir trabajando en la planta de Atanor Baradero, y con suerte trasladarse todos los días para el nuevo puesto laboral; algo insostenible en el tiempo para la familia obrera. La asistencia momentánea a los trabajadores, si la otorgasen, es una forma de subsidio encubierto al gran capital.
¿A dónde va el conflicto?
En Atanor, se está repitiendo la historia de TFL que terminó en cierre: la gran huelga de 3000 obreros químicos contra el vaciamiento en dicha compañía puso en jaque a toda la patronal, incluso más allá de la química. Tras 12 días de una enorme huelga, el gobierno actuó como agente patronal; la conciliación obligatoria sirvió sólo para levantar la huelga: en el curso de la misma dos empresas despidieron, arreciaron los ataques contra el sindicato de jerárquicos, Carboclor y otras empresas presionaron a los obreros a no retomar la huelga so pena de represalias. Finalmente, TFL envió telegramas de despido a 75 compañeros. Tras cartón, la planta fue clausurada por razones de riesgo ecológico.
Cristina, Scioli, junto al ex intendente Aldo Carossi (FpV) y Osvaldo Cáffaro (FpV) de Zárate fueron los bomberos para desarmar este conflicto.
El Sindicato de Industrias Químicas y Petroquímicas tiene un alto poder de fuego, sus paros impactan en el funcionamiento de la mayoría de las industrias del país. Organizar un paro por tiempo indeterminado requiere que este tenga un carácter activo y de un comité de lucha. Es necesaria una asamblea general de todos los trabajadores químicos, con la presencia masiva de todos los compañeros de todas las fábricas, por un plan de lucha: contra el cierre de Quipro que ni siquiera pagó las indemnizaciones y contra el cierre de Atanor, contra la rebaja salarial del 35% a los compañeros de Carboclor, contra los sueldos no pagos en Dico pack y laboratorio Pyam, contra las persecusiones en Agrofina.
Por una salida de los trabajadores
Desde el Partido Obrero rechazamos el ¨Programa de reconversión productiva¨ y la “Comisión de Emergencia Social y Laboral”. No tenemos expectativas en los ministerios de trabajo ni provincial ni nacional, muchos menos en los gobiernos de Antonijevic, Vidal y Macri.
Se evidencia que la empresa no atraviesa ninguna crisis, sus ganancias son fabulosas.
Es necesario un paro por tiempo indeterminado de los químicos que empalme con el proceso de movilizaciones en la ciudad y con la ocupación inmediata de Atanor y del resto de las fábricas en conflicto, para evitar su desmantelamiento y traslado.
La lucha por la defensa de los puestos de trabajo en Atanor se tiene que transformar en una causa popular que movilice al conjunto de los vecinos de la ciudad. Sus trabajadores y el sindicato deben convocar a toda la ciudad con esta orientación, a realizar festivales de apoyo y actos.
Más que nunca es necesario un plenario obrero de la ciudad y la región para discutir un plan de lucha integral contra la sangría industrial que nos transforma en una ciudad fantasma. Es necesaria la expropiación sin pago de la fábrica, su estatización y puesta en funcionamiento bajo control obrero para que su producción esté al servicio de los trabajadores.