Una patota de la Uocra seccional La Matanza atacó salvajemente a obreros de la construcción disidentes que se habían afiliado al Sitraic, gremio alternativo al dirigido por Gerardo “Batallón 601” Martínez. Los hechos sucedieron por la tarde del martes 30 luego de que el secretario adjunto de la Uocra local, Diego Oviedo, se hiciera presente junto a otro individuo del sindicato ya que el día anterior había advertido a los obreros que debían anular sus afiliaciones al Sitraic para incorporarse a la Uocra.

 

Cuando se hizo presente el delegado coordinador de Sitraic, Mario Aguilar, arribaron a toda velocidad dos autos con ocho sujetos dentro que salieron de los vehículos y la emprendieron a golpes contra los presentes. El brutal ataque incluyó golpes en la cabeza a un trabajador con el cruce de un andamio, que le provocaron hundimiento de cráneo y heridas. Luego de la partida a la comisaría y a los hospitales de la zona de los trabajadores atacados, llegó a la obra un micro con cuarenta personas de la Uocra, lo cual demuestra la organización del ataque por parte del sindicato local en su conjunto.

 

“Hacemos responsables a la patota de la Uocra y en particular a Hernaldo Cachuqueo, secretario general de ese sindicato en La Matanza, y Diego Oviedo, secretario adjunto, partícipe él mismo de la patota y el ataque -dijo Víctor Grosi, secretario general del Sitraic, mientras realizaba la denuncia policial correspondiente. “También hacemos responsable al Estado, que convalida estos ataques parapoliciales. Las mafias y la patota de la Uocra no van a quedar impunes”, añadió Grosi.

 

Heraldo Cayuqueo, el cacique de la Uocra local, tiene aceitados vínculos con el poder político: basta recordar que en 2015 fue el precandidato a intendente respaldado por el referente hiperkirch-nerista Aníbal Fernández. Fernández fue el vocero gubernamental de Eduardo Duhalde que trató de enmarañar los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki en el Puente Pueyrredón en 2003 y, en su calidad de ministro del Interior, responsable de la liberación policial de la zona que concluyó con el ataque patoteril que acabó con la vida de Mariano Ferreyra.