El ataque de la patota del día jueves contra los docentes porteños fue una represión tercerizada, o sea fascistizante, como la que llevó al asesinato de Mariano Ferreyra. Los patoteros actuaron de forma sincronizada con los legisladoras de PRO.

Los agresores portaban cadenas y armas blancas, e hicieron ostentación de armas de fuego. Los organizadores del ataque están marcados con toda precisión por las cámaras de TV. Actuaron un grupo de Boulogne y otro de la Villa 31, con elementos de la barra brava de Chicago y la de Boca. Los patoteros estaban instruidos en el discurso: decían “estar contra Macri” mientras golpeaban a los docentes.

Como en cada ataque contra el movimiento obrero, la patota actuó coordinada con la policía, que garantizó la liberación de la zona. En este caso, se trató tanto de la Comisaría 2° de la Federal como de la Metropolitana de Macri. La acción de la Federal, a metros de la Plaza de Mayo, compromete al gobierno nacional. La seguridad de la Legislatura también apañó el ataque.

No hay ninguna novedad sobre la investigación a los agresores, que fueron filmados (incluso fueron filmadas las patentes de los micros).

Al finalizar la sesión, desde la misma Legislatura se produjo una represión en regla contra los docentes, con gases lacrimógenos, balas de goma y chorros de agua; dentro del recinto legislativo, donde se encontraban tanto la Federal como la Metropolitana.