Producto del conflicto, se destapó una olla podrida, que demuestra que el autoproclamado “periodismo independiente” es simplemente una forma de hacer negocios. Se hizo público que la utilización ‘mediática’ de la muerte de nuestro compañero José Luis Cabezas permitió, en estos dos años, un gigantesco crecimiento de la Editorial Perfil y su posicionamiento como la empresa ‘líder’ en el mercado de revistas. La dirección de la Utpba fue y es cómplice de la trama del “periodismo independiente”.

Aunque un gigantesco mural de los ojos de José Luis decora el hall de entrada del edificio de la editorial, la patronal puso más de 50 guardias privados (¿de alguna empresa de Yabrán?) a custodiar el edificio durante el conflicto. Perfil compró el auto en el cual fue asesinado y quemado nuestro compañero, con el objetivo de lucirlo en el frente de la editorial.

Como verdadero homenaje y como señal de duelo, una enorme banda negra, colocada por los trabajadores del diario, tapó los ojos de José Luis durante el conflicto.