La Obra Social de los trabajadores de la industria del pescado (Ospip) ha sido la caja negra de las burocracias de turno. Hace más de ocho años que no se convoca a asamblea de memoria y balance, y tiene una deuda de más de 3 millones de pesos. La Superintendencia de la Salud la había dado de baja, pasando sus afiliados a cinco obras sociales diferentes. En el corto tiempo que los actuales dirigentes de la Bordó estuvimos en la directiva del Soip logramos revertir esa situación.

 

Inmediatamente después de que fuimos desplazados del sindicato, la burocracia actual renovó el contrato con Semdi (una prestadora de servicios médicos). Nadie sabe en qué condiciones. Por lo tanto, la obra social sigue tercerizada y con una atención totalmente deficitaria que lleva a los compañeros a terminar igualmente en el hospital, porque Ospip no cubre la mayoría de las especialidades. También por una cuestión económica, porque aparte del aporte que hacemos tenemos que pagar 4 pesos para que nos atiendan, más los aranceles por “descartables” que nos cobran algunos médicos. Nuestra obra social es sistemáticamente socavada por la patronal y la burocracia porque: 1) la mayoría de los compañeros están en negro; 2) se mantienen salarios de hambre, con aportes bajísimos a la Obra Social; 3) la mayoría de los que están bajo convenio cobran un gran porcentaje de sus salarios en negro.

 

Tenemos que recuperar la Obra Social y ponerla al servicio de sus afiliados, convocando a asamblea para designar sus autoridades, decidir los servicios de salud que tiene que brindar a sus afiliados y mantener el control sobre sus cuentas.

 

La Lista Bordó-Marrón reclama apertura de libros de la Ospip. Basta de cajas negras.