Sindicales

12/1/2017|1444

Petroleros de Neuquén: Por el triunfo de los obreros de Halliburton y Schlumberger

Abajo la 'adenda' flexibilizadora del Convenio Colectivo de Trabajo


Los trabajadores de Halliburton y Schlumberger se encuentran en retención de tareas. Reclaman que se les pague íntegramente el salario, que llegó con descuentos que van desde el 40 al 70%, y que se reincorporen los compañeros que fueron despedidos por la patronal en represalia por las medidas de fuerza.


 


Objetivamente, la lucha de los compañeros choca con la adenda al convenio colectivo de trabajo que el secretario general del Sindicato de Petroleros Privados de Neuquén y Río Negro, Guillermo Pereyra, firmó con las empresas petroleras y con el gobierno nacional en octubre pasado. Las reducciones salariales que hoy sufren son una consecuencia directa de esa adenda, que elimina una cantidad de ítems salariales que son conquistas de los trabajadores petroleros del sector de servicios especiales. Además, la adenda representa un golpe descomunal a las condiciones laborales de los trabajadores. El plan de flexibilización del convenio colectivo de trabajo que impulsan las patronales cuenta con el cerrado apoyo del gobierno y de la burocracia de Pereyra. Mientras los trabajadores sufren los despidos, descuentos y pérdidas de conquistas, las petroleras embolsan los beneficios del “barril criollo” y de los tarifazos. En este punto, las empresas también encuentran en Pereyra a un aliado, ya que es un lobbista del aumento del gas en boca de pozo, como lo reclaman PAE y Tecpetrol.


 


Prueba de esta alianza antiobrera es también la actitud que adoptaron el sindicato y el Ministerio de Trabajo ante el despido de 1.700 trabajadores pertenecientes a las empresas contratistas de YPF, en diciembre pasado. La dirección del gremio fue al paro para reclamar un subsidio de 20.000 pesos, limitado por un año para los cesanteados, no para frenar los despidos. Pereyra entregó de movida los puestos de trabajo. El dictado de la conciliación obligatoria, por parte del ministerio, tuvo el objetivo de desactivar la rebelión obrera que se encontraba en gestación contra los despidos masivos. Mientras la dirección del gremio acató inconsultamente la conciliación, las empresas la desconocieron y mantuvieron en pie los telegramas de despido y, peor aún, emitieron nuevos telegramas, que el sindicato y el ministerio nuevamente dejaron pasar.


 


El carácter patronal de la dirección del sindicato explica el ataque de Pereyra a los trabajadores en lucha. Pereyra los acusa de “cortarse solos”, pero cuando los obreros de Halliburton y Schlumberger le reclamaron al sindicato que los acompañara en su reclamo salarial, esto no se produjo  y por eso se vieron obligados a tomar medidas. En realidad, quien se “cortó solo” fue Pereyra cuando firmó la adenda flexibilizadora del CCT sin consultar a la base del gremio. En la misma línea se anota el ataque de Pereyra a la Agrupación Obreros del Petróleo y al Partido Obrero, que apunta a sembrar el miedo en el gremio y a aislar a sus expresiones combativas. Es necesario redoblar el empeño por el triunfo de los obreros en lucha.


 


Un plan para ganar la lucha


 


En estos pocos días, los trabajadores se encuentran dando importantísimos pasos. Los “viejos” de Halliburton, además de los delegados regularmente electos, han elegido a dos representantes por línea para mejorar su organización. Fue esa comisión de representantes la que se acercó a la base de Schlumberger para coordinar la lucha con los compañeros. Por su lado, los trabajadores de Schlumberger quieren revocar a sus delegados, obsecuentes de la conducción del sindicato, que son un peso muerto para el desarrollo de esta lucha.


 


Es necesario reforzar esta coordinación con representantes genuinos de los trabajadores de las empresas de servicios especiales, que también se encuentran cobrando con descuentos, y de los obreros de las empresas contratistas de YPF, que vienen de sufrir la masacre de 1.700 puestos de trabajo. No se debe depositar ni un ápice de confianza en la dirección del sindicato, que rechaza la medida de lucha.


 


La voltereta que pegó Pereyra (6/1), declarando que tomará “el conflicto en sus manos”, luego de haber pasado una semana bombeando la lucha, es consecuencia de la firmeza de las medidas tomadas por los compañeros. Apunta, por sobre todo, a evitar que las medidas ‘se contagien’ a trabajadores de otras empresas, también afectados por las reducciones salariales. Es necesario defender que en la mesa de negociación estén presentes los representantes genuinos de los trabajadores. La salida que eventualmente ofrezca Pereyra, si es que ofrece algo, sólo será transitoria, pues su intención declarada es la de ir a fondo con la implementación de la adenda flexibilizadora del CCT.


 


Sobre la base de esa comprensión, planteamos: reincorporación de los compañeros despedidos de Halliburton y Shlumberger; pago inmediato de los descuentos salariales; abajo la adenda flexibilizadora del CCT.