Sindicales

20/6/1996|499

Plenario en Tres de Febrero

En Tres de Febrero se realizó una reunión de docentes autoconvocados, con aproximadamente 70 concurrentes de un importante número de colegios, reflejando las tendencias a salir a la lucha. La mesa integrada por Federico Urich (Suteba San Martín), Macarusse del Suteba central y dos simpatizantes de la Celeste, fue un factor de dislocación de esta tendencia.


Macarusse criticó la articulación sin plantear un programa para darle perspectiva al movimiento, aunque se presentó como opositor a la Ley Federal. Este planteo fue refutado en numerosas intervenciones, que denunciaron la complicidad del Suteba con la “reforma educativa”.


El objetivo fundamental de la Celeste (y de la Azul y Blanca) al intervenir en este plenario, es el de dividir a los docentes de San Martín y Tres de Febrero, procurando poner un límite al poderoso movimiento docente que está surgiendo desde las escuelas y que en San Martín escapa a su control por el carácter independiente de su organización.


Un delegado de autoconvocados de San Martín intervino en el plenario en apoyo a la movilización del 5 de julio y planteó la necesidad de un programa para enfrentar el ataque, reclamando una explicación a la mesa acerca de las razones por las cuales el Suteba no convocaba a un congreso de bases docentes —lo cual no fue respondido—, e invitó al plenario abierto del 29 de junio en San Martín.


Un grupo de 15 activistas celestes impidieron la deliberación democrática y el respeto a la lista de oradores para evitar que se discutiera un programa y un plan de lucha más allá del genérico “en defensa de la educación”, lo cual fue posible debido a la falta de claridad acerca de la necesidad de poner en pie un programa. Finalizó la reunión aprobando únicamente la hora de la movilización (18 horas) y lugar (la plaza de Caseros) … ¡en defensa de la educación pública!


lvan y universidades que se quedan afuera; facultades, carreras, incluso cátedras y materias que se salvan y otras que quedan afuera. Es una especie de cadena darwinista, de ‘sálvese quién pueda’, que significa instalar la lógica del mercado —que en este momento es salvaje, para nada transparente y muy oligopólico—, mercado que va a distribuir los recursos en función de la ‘productividad’ de cada unidad académica.


Por eso, hay que oponerse muy fuertemente a la paritaria por universidad, porque significa la desarticulación de la Universidad pública, sería el golpe de gracia, más aún si lo aprueba una dirigencia gremial.