Sindicales

29/5/2003|802

Por qué intervino Kirchner

El Congreso de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer) había decidido, el fin de semana pasado, ratificar la huelga docente hasta el día 31 de mayo. A partir de esta fecha tenía previsto un congreso y una agenda de movilizaciones junto a los trabajadores estatales (nucleados en Ate). La huelga llevaba casi 70 días de duración y se había convertido en un ejemplo de lucha. Como consecuencia del rechazo, por parte del Sindicato, a varios fallos judiciales contrarios a la huelga, ésta había creado una franca crisis política en una provincia donde el gobierno se encuentra en bancarrota desde hace largo tiempo. Los maestros reclamaban el pago de dos meses y medio de sueldos atrasados (incluyendo aguinaldo, salario familiar y otros códigos) y la reconstrucción de los edificios escolares (destruidos por las inundaciones que asolan el centro y sur de la provincia). La burocracia de Ctera, mientras tanto, no le había dado a esta gran lucha el más mínimo apoyo.


 


Una victoria…


En apenas 48 horas, sin embargo, Kirchner pasó por encima del gobierno de Entre Ríos y se comprometió a pagar los sueldos atrasados en un plazo máximo de diez días sobre la base de un préstamo del Banco Mundial; viajó de inmediato a Paraná a darse un baño de multitud. La propuesta de pagar los sueldos provocó, sin embargo, un largo debate en las filas docentes de la provincia. Primero, porque el pago diferido es una de las condiciones fijadas por el gobierno para el levantamiento de la huelga. Segundo, porque se hace con un crédito del Banco Mundial que había sido rechazado antes por el congreso de Agmer (aunque contaba, claro, con el total apoyo de la burocracia de Ctera), porque suma al endeudamiento externo del país y está encadenado a la ejecución de la reforma educativa que la docencia rechaza.


Finalmente, Agmer aceptó el acuerdo, aunque condicionado a una “suspensión” de la huelga hasta el pago efectivo. En palabras de Cecilia Moya, secretaria de Organización de Agmer: “Después de varias horas de deliberaciones los docentes aceptamos suspender por diez días la medida de fuerza” (La Nación, 28/5).


 


La Carpa docente


Para el cronista de Clarín, que titula su nota “jugada de Kirchner en Entre Ríos”, el acuerdo debe ser equiparado al levantamiento de la Carpa docente en el debut del gobierno de la Alianza (contra el compromiso de pago del incentivo docente). Al diario se le escapa que lo ocurrido en 1999 fue una entregada y que esto de Entre Ríos es una victoria de los docentes contra el Estado. La dirección de la huelga de Entre Ríos, por otro lado, estuvo en el Congreso del Sindicato, donde la burocracia de Maffei está en vías de desaparición y crece el activismo combativo.


El significado de la intervención de Kirchner (no en vano tiene al sindicato docente de Santa Cruz como su principal enemigo), es todo lo contrario de lo que parece, o sea un apoyo al reclamo docente. Ocurre que el gobierno provincial no tenía acceso al crédito del Banco Mundial, porque no había logrado nunca la aplicación de la reforma educativa, debido a la resistencia docente a implantar los ciclos de EGB y polimodal, que es una de las imposiciones del Banco Mundial para otorgar el crédito de 400 millones a siete provincias. En medio de la huelga, los docentes habían sido convocados a concursos para acceder a cargos directivos del polimodal y EGB. Las pruebas no eran sobre geografía, historia o matemáticas sino sobre “disciplina”, “reglamentos de asistencia” o “estrategia en la función de directivo de la escuela para cumplir con objetivos planteados”. En estas condiciones, más del 40% de los docentes que accedieron al concurso fueron aplazados (La Nación, 22/5).


Kirchner pretende, de la mano del pago de los sueldos atrasados con plata del Banco Mundial, imponer en Entre Ríos la política educativa del imperialismo.