Sindicales

20/4/2017|1454

Por un 35% de aumento ya y el rechazo de la reforma patronal del convenio


La paritaria de la UTA y, por lo tanto, el aumento salarial de los trabajadores del transporte está empantanada en un tira y afloje entre la burocracia del gremio, las cámaras patronales y el gobierno para llegar a un acuerdo sobre una ecuación que tiene tres patas: los subsidios estatales (incluyendo el subsidio al gasoil), el precio del pasaje y los salarios obreros.


 


El gobierno quiere evitar un aumento salvaje del boleto que le restaría votos en este año electoral. Las patronales se niegan a una reducción de subsidios con el argumento del aumento permanente de los costos por la inflación. Punto éste que estaría agravado, en particular en el transporte automotor de larga distancia, por la competencia con el transporte aéreo, con pasajes cada vez más bajos.


 


Lo que queda es la reducción del sueldo obrero y la flexibilización laboral que permitan abaratar la mano de obra. El secretario general del sindicato, Roberto “Narigón” Fernández ha rechazado la oferta oficial de un 19%, demasiado alejada del no menos del 35% de pérdida de poder adquisitivo, sumando el que viene de arrastre y lo estimado para este año.


 


La consecuencia de esta negociación sin medida de lucha alguna y donde los trabajadores somos de palo, es la postergación de la paritaria y, mientras tanto, el pago de una suma fija en negro y a cuenta, con que nos quieren bicicletear hasta junio o julio. Para ese entonces, alejados de la lucha paritaria actual de otros gremios, como el de los docentes y el de los aceiteros, nos dirán que estamos solos, que esto es lo que hay, tomalo o dejalo. A ello se suma la intención del gobierno de acordar con las burocracias modificaciones de los convenios de trabajo, en términos de flexibilización y pérdida de conquistas, como las que firmaron la burocracia de Petroleros en Vaca Muerta o en la


Construcción y el Smata.


 


Hay que rechazar esta postergación interesada y poner en marcha a la base del gremio para que se ponga un límite a esta calesita y no aceptar menos del 35% de aumento y rechazar reformas de las condiciones de trabajo que vienen a imponer la flexibilización laboral y, por ende, la superexplotación de la fuerza de trabajo.