Sindicales
23/11/2000|689
Por un congreso de delegados de los gremios de correos

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La Secretaría de Defensa de la Competencia y del Consumidor (SDCC) se pronunció contra el "marco regulatorio postal" del gobierno de De la Rúa. Comentando el dictamen, La Nación (15/11) señala que "dispone demasiadas exigencias, con lo cual resultaría gravemente afectada la libre competencia".
El "descubrimiento" de la SDCC es algo tardío. En lo que va del año, han cerrado ¡¡47!! de las 278 empresas de la actividad, con su secuela de despidos masivos. La Nación sostiene que "la definición debería guardar relación con la decisión final que se adopte sobre la fusión OCA-Correo".
Pero la fusión del Exxel y Macri (OCA-Correo) ya funciona de hecho por cartelización territorial, de servicios y por la similitud de tarifas, que se fueron a las nubes (casi 4 pesos una certificada). El segmento de Pymes quedaría habilitado para el rubro mensajería, con una flexibilidad laboral aún mayor y costos menores que los del modesto convenio camionero de la rama postal.
A esto apunta La Nación cuando protesta porque, para la SDCC, "de acuerdo al artículo 34, el personal deberá estar sujeto a normas laborales rígidas, lo que impide adoptar modalidades contractuales más flexibles y menos gravosas para las empresas que es justamente lo que se necesita".
El Sindicato de Camioneros no ha jugado ningún papel frente al cierre de estas 47 empresas. Y no fija posición sobre el "marco regulatorio". Al mismo tiempo, firma un convenio de flexibilidad de vacaciones para OCA que, a la par de la rebaja salarial del 20% y otras flexibilidades que pactó de Baldassini, de Foecyt, pone en línea a la baja el convenio de camioneros de la actividad.
Los compañeros de Correos y OCA están siendo flexibilizados. Miles de postales de empresas menores marchan al abismo.
Por un Congreso de delegados postales de todos los gremios: Foecyt, Camioneros, Foecop, para fijar un programa y un plan de lucha unitario: $600 de salario mínimo, convenio postal único, 8 horas, ningún despido.
Esta lucha planteará, más temprano que tarde, la necesidad de que el Estado se haga cargo del correo y de que éste funcione bajo control de los trabajadores.
Miles de postales, en un gran paro con abandono de tareas, tienen que "piquetear" la audiencia pública que se convocará próximamente. La clase obrera defendiendo sus derechos se pondrá como nadie al frente del interés nacional por un correo público y barato.