Un informe del Ieral (Fundación Mediterránea) concluyó que la masa de ingresos fijos que reciben los trabajadores caerá un 14% en 2023, en relación al 2022. El estudio en cuestión pone de manifiesto una pérdida importante en el poder adquisitivo de los salarios como resultado de la devaluación, la inflación y las medidas de ajuste adoptadas por el gobierno del Frente de Todos y su ministro estrella, Sergio Massa.

El análisis parte de considerar de conjunto los ingresos de todo el mercado laboral, jubilaciones y pensiones e ingresos de la asistencia social, incorporando transferencias y variables coyunturales (bonos, devolución de IVA, Ganancias, etc.), y medirlos contra el monto consolidado del 2022, proyectando la inflación actual hasta fin de año.

Como agregado, los analistas de Ieral señalan que esta caída en la masa de ingresos fijos se da en el marco de una tasa de empleo superior al 44% y de las medidas “excepcionales” de compensación económica del gobierno tras la derrota en las Paso.

Tomado en números absolutos y en pesos constantes (teniendo en cuenta la inflación) el proyectado de ingresos para el 2023 llegaría a los $80 billones contra $93 billones del 2022 ($13 billones menos), ubicándose por debajo de la pandemia en 2020 ($86 billones) cuando la actividad económica y el empleo se vinieron a pique, y retrocediendo a los niveles de 2007/08.

Entre las consideraciones relativas del informe puede apreciarse una disminución de la remuneración del empleo formal privado a lo largo de los últimos años, pasando del 38,5% del total de ingresos en 2011 al 33,8% en 2023. Como contrapartida aumentaron la participación de las jubilaciones, empleados públicos y un salto de las asignaciones sociales, pasando del 1,9% al 5%.

Estos últimos casos no se explican por un aumento en el poder adquisitivo de los sectores involucrados debido a que expresan un crecimiento de la masa de participantes y/o beneficiarios: el mayor ingreso fijo del sector se expresa en un reparto sobre más personas.

De conjunto estamos ante cifras que evidencian el deterioro en el poder adquisitivo de los trabajadores, signados por negociaciones salariales a la baja, que no logran superar la devaluación e inflación desatadas por el gobierno, y una transformación del mercado laboral con una mayor preeminencia del trabajo precarizado por sobre el empleo privado formal.

Estas cifras respecto a la caída de los ingresos de los trabajadores son coincidentes con el deterioro en las condiciones de vida de los trabajadores. Según el Indec el 40% de los sectores que escapan a la pobreza carecen de uno de los tres servicios públicos que mide el Estado (gas de red, cloacas y agua corriente). Aquí se encuentra buena parte de aquellos trabajadores con empleo formal privado que viene perdiendo salario contra la inflación. El deterioro es más marcado en los sectores pobres e indigentes, llegando a 67% para los primeros y el 73% para los segundos.

El gobierno que hace demagogia con la defensa de los trabajadores contra la derecha es el principal responsable de la pérdida salarial y el ataque a las condiciones de vida de la clase obrera por medio del avance de la precarización laboral y los negocios capitalistas que destruyen el poder adquisitivo de los trabajadores.

De allí que no debemos darle ningún apoyo a los ajustadores que convocan a una unidad nacional para avanzar más a fondo contra los trabajadores, ni a los “liberfachos” que vociferan abiertamente su beligerancia contra la clase obrera.

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