Los trabajadores del Hospital Tránsito Cáceres de Allende realizaron el 5 de noviembre un paro de 24 horas. Es el primero contra el gobierno de De la Sota. Los trabajadores sostienen que el gobierno no cumplió las promesas efectuadas el pasado 20 de setiembre (en plena campaña electoral) cuando firmó el Pacto de Calidad de Salud. El gobierno respondió con la amenaza del descuento de los días de paro. También la Intergremial Hospitalaria definió medidas de fuerza progresivas y llamó a asambleas de dos horas de duración para el martes 9 en la mayoría de los hospitales.

El paro hospitalario es sólo el anticipo. Los empleados públicos se desayunaron el viernes 5 con un decreto que alarga la jornada laboral en una hora (vuelven a la jornada de 7 diarias) a cambio de un incremento salarial de 30 pesos mensuales. Para más, el presidente de Epec ha anunciado la privatización de la empresa y la modificación del convenio.

Este cuadro de conflictos plantea un rápido agotamiento de la ‘luna de miel’ con De la Sota. La burocracia sindical está totalmente cooptada por el delasotismo (Pihen, del SEP, es diputado provincial electo, por ejemplo) y los dirigentes de la Intergremial Hospitalaria que enfrentó a Mestre (ahora se renovaron sus miembros) se han convertido en directores de los hospitales públicos y funcionarios del gobierno.