Sindicales
29/6/2006|951
Prostitución y paco
Comisión de la mujer en el Congreso del Polo Obrero
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de Palermo
Chicas de entre 13 y 17 años, que paran en la esquina donde comienza la Villa 21-24, se prostituyen para conseguir la plata que les permita volver a comprar “paco”. Camioneros, taxistas y automovilistas particulares abusan de una criatura pasada de hambre y de droga por 3 ó 5 pesos. Antes, cuentan las mismas chicas, salían a pedir con su madre y sus hermanos. Pero las “enganchó” el paco y ahora se quedan en la esquina, duermen bajo cartones, esperan a los “clientes”. Los traficantes de paco, de vez en cuando, les dan un desayuno o las dejan dormir en la casilla.
Hay un montón de denuncias, de los vecinos y de los trabajadores del Consejo del Niño, la Niña y el Adolescente. Llevaron a la fiscalía fotos (una incluye una fellatio) y las patentes de los clientes habituales, porque las chicas tienen miedo de ir a declarar. Para la fiscalía, “las pruebas son insuficientes... porque no es delito subir a alguien a un auto”.
La Federal patrulla la zona, pero en vez de detener a los clientes o a los “transas”, maltratan y detienen a las chicas. Forman parte del negocio.
El deterioro físico es muy rápido. Las chicas —que llegan desnutridas a la adicción— se mueren, si no es por el paco, de sífilis o de HIV, porque tienen los pulmones destrozados y afectado el corazón. Quedan embarazadas y pierden los embarazos. Cuando por fin logran que un juez decida la internación, se encuentran con que el sistema de salud de la Ciudad no tiene previsto un lugar para adictos al paco. Ahora, el Hospital Penna designó ¡dos camas!
¿Qué es el paco?
El “paco” o “pasta base” es el desecho del procesamiento de la cocaína. Se la “corta” con kerosén, gasolina, ácido sulfúrico. En los últimos años, se han extendido los laboratorios de cocaína en la Argentina, y con ellos el consumo de la pasta base. En la Secretaría de Lucha contra la Droga (Sedronar) dicen: “Los laboratorios proliferan porque tanto Argentina como Brasil controlan muy bien que no se le vendan precursores químicos a Bolivia”. ¡Hay una política de Estado para promoverlos!
En las provincias que son la línea de ingreso del paco han aumentado los laboratorios y los prostíbulos, y la explotación sexual infantil, cuyas víctimas son, en mayor parte, nenas y adolescentes. Sólo en la provincia de Buenos Aires, según cifras oficiales, hay 60.000 consumidores.
El paco es muy barato (entre 3 y 7 pesos la bolsa), por eso se la llama “la droga de los pobres”. Quita el hambre, el frío y al principio genera euforia. Lo fuman en latas agujereadas mezclándolo con cenizas de tabaco y virulana. Un rato después viene el bajón, entonces hace falta más, y los pibes salen a robar y las pibas se prostituyen. Unos meses después, vienen las convulsiones, la tos, se escupe sangre. Pero no a todos les “pega” igual. Un estudio sobre consumidores de clase media descubrió que el consumo no es tan mortífero ni tan compulsivo entre la gente que come todos los días. Victoria Rangugni, que coordinó la investigación, dice: “El uso de muchas drogas mata, los psicofármacos también. Pero además matan la pobreza, las malas condiciones de vida en las que los usuarios están consumiendo pasta base. No sabemos bien de qué se mueren esos pibes que están muy mal antes de consumir. Probablemente el consumo de paco acelera un proceso de falta de salud; las condiciones son tan precarias que la pasta los va a matar, pero los va a matar cualquier enfermedad”.
El Congreso del Polo Obrero
Las mujeres que estuvimos en la Comisión de la Mujer del Congreso Nacional del Polo Obrero hemos discutido una y otra vez esta situación en cada barriada: “En Soldati los chicos se juntan en el quiosco del transa, tienen 9 años”. “Mi hija se va de casa y no vuelve, llama para avisar que está bien y no sé nada más durante semanas.” La connivencia del Estado con la degradación de la juventud queda clara en la denuncia de una compañera respecto de la situación de su hijo. “El juez dijo que hasta que no cometiera un delito no lo podíamos internar; ahora ya robó, era eso lo que querían”. También surgió de la propia comisión la respuesta: “Le dispararon. Mientras estaba en el hospital yo le leía Prensa Obrera. Salió y viene a las marchas, con la llegada del plan festejamos. No le agradezco a Dios la vida de mi hijo, se la agradezco al Polo Obrero”.
La organización de charlas y la denuncia sistemática de los “transas” y la policía en las barriadas, tienen que apuntar a politizar el problema de la adicción. Salimos del Congreso preparadas para dar esta batalla contra la barbarie capitalista. Por la organización revolucionaria de la mujer y la juventud.