Sindicales

23/1/2023

Puerto Rosario: la lucha sigue adentro, con asamblea y unidad de los trabajadores

Los trabajadores portuarios marcaron cuál es el camino de organización independiente por más de 14 días.

Comité Rosario

Una gran lucha

Luego que la dirección sindical del Supa firmara el acta acuerdo con TPR (Terminal Portuaria Rosario) en el  Ministerio de la Nación, dejando despedidos a 5 compañeros, desconociendo la masiva asamblea que votó seguir con el conflicto si no se los reincorporaba a todos, la huelga siguió.

Los estibadores vivieron en carne propia la traición de su dirección y se comenzaron a organizar, lo que al día de hoy es una nueva página en la historia de lucha de los portuarios.

Las asambleas con mandato se transformaron en moneda corriente en la “plaza” de 27 y Belgrano, primero un poco desorganizadas, y con el correr de las horas tomando una dinámica más propicia. Primero se votaron los responsables de finanzas, luego los responsables de garantizar la comida del piquete y por supuesto los voceros, que tenían que comunicar lo que la asamblea votaba. Una gran organización nacía enfrentando no solo a Vicentin y a Ultramar, sino que también a la dirección del Supa, a la campaña demonizante de los medios de comunicación y al Estado y su represión.

Los días pasaban y se demostraba que no eran solamente los 5 despedidos los que sostenían el conflicto, sino que eran todos los estibadores, nadie ingresaba a trabajar, el turno de trabajo se cumplía en las puertas de TPR.

Campaña de difamación para desconocer la voluntad de lucha

Cuando César Aybar, secretario general del Supa, a viva voz exclamó “acá se hace lo que digo yo y vamos aceptar el acuerdo”, comenzó con su operativo para intentar quebrar cualquier acción. En una recorrida por los medios diciendo que los 5 despedidos eran violentos, colocando que uno de ellos era despedido por violencia de género, luego intentó avanzar con denuncias de supuestas amenazas hacia algunos miembros de la directiva. También decía que eran 5 y que estaban bajo la dirección del Polo Obrero y, por último, pidió la intervención de las fuerzas policiales para que desalojen a los compañeros. Utilizó su poder para ensuciar a los trabajadores y presionarlos. Pero lo que consiguió fue darle más fuerza a la asamblea y los trabajadores comenzaron a pedir derecho a réplica en los medios y la campaña perdía peso.

Ninguna de las denuncias fue realizada ni en la Justicia ni en ningún centro territorial, el único fin fue desprestigiar la lucha llevada adelante por los estibadores.

Aybar, que dirige el sindicato desde hace más de 9 años, nunca propuso instancias de debate abiertas para que los trabajadores puedan discutir, por ejemplo, cuánto reclamar de aumento salarial. Todo lo cerró a espaldas de las bases, para garantizar sus negociados.

La asamblea, como método irremplazable

Durante 14 días, los trabajadores lucharon acompañados por sus familias y por organizaciones políticas, sindicales y piqueteras. Sufrieron la provocación policial, la detención ilegal de tres compañeros y gases lacrimógenos para levantar el corte sobre la avenida circunvalación, amenazas en sus casas, que fueron denunciadas donde corresponde. Con el pasar de los días, se hacía sentir los dos meses que no percibieron su salario y las presiones aumentaron, no solo las externas, sino las propias de no tener dinero para llevar la comida a sus casas. Sin embargo, el mandato de “entremos todos o ninguno” seguía firme.

Los compañeros despedidos tuvieron varias mesas de negociación, donde la empresa mantenía la postura de no reincorporar a la totalidad de los trabajadores y no se presentaba la posibilidad para destrabar el conflicto y donde el Ministerio de Trabajo dio la espalda a la lucha porque ya había firmado un acuerdo con Vicentin. El gobierno de Omar Perotti es socio de los vaciadores y los trabajadores portuarios y todos los que apoyaron la lucha hicieron la experiencia.

Por fin, por agotamiento, la aceptación de los despidos de los compañeros fue puesta a consideración de la asamblea, que, con lágrimas en los ojos y un sabor amargo, votó levantar el conflicto.

El despido de los 5 compañeros, claramente, fue un acto estratégico por parte de la patronal y del Supa; son 5 compañeros que organizan desde adentro a los estibadores, que contagiaban con fuerza salir a reclamar por lo que corresponde. Lo que no pudieron evitar el Supa y Vicentin es la enorme experiencia de lucha y respecto de todos los actores, en primer lugar la propia burocracia sindical.

La tarea de los estibadores

Las conclusiones hay que extraerlas de las propias asambleas. “Nosotros somos el Supa y no la directiva”, exclamaron una y otra vez los compañeros. Es fundamental este concepto ya que la lucha hay que seguirla desde adentro con los compañeros organizados en asamblea, para enfrentar la reforma laboral que quiere implementar TPR con el aval del gobierno en las próximas discusiones paritarias y evitar que sigan con la ola de despidos en el puerto. La tarea de la hora es poner en pie una agrupación portuaria antiburocrática, que dé pelea en defensa del salario, de las condiciones laborales y de los puestos de trabajo, con el objetivo de recuperar el Supa y ponerlo a la cabeza de las luchas, para que el sindicato sea de los estibadores.

Para el Partido Obrero fue muy importante acompañar todo este proceso de lucha, porque no solo fue una escuela acelerada de organización, sino que también nos sentimos parte de la nueva historia de lucha que comenzaron a escribir los estibadores en la “plaza de 27 y Belgrano”.

Viva esta gran huelga que se incorpora a las grandes luchas de la etapa.