Sindicales
28/3/1996|487
Qué hacer para impedirlo
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El convenio entre la Fiat y el Smata ha pasado a ocupar el centro de la crisis nacional.
En la reunión de gabinete en que se puteó con Menem, Cavallo reclamó “una activa participación del gobierno para hacer caer el planteo judicial (a favor de la UOM) y mantener la vigencia del acuerdo que lleva de la mano... a la anhelada desregulación laboral” (La Voz del Interior, 15/3).
El mismísimo patrón de los patrones, Blanco Villegas, titular de la UIA, ha exigido públicamente que el convenio Fiat se extienda a todo el movimiento obrero, y que la posibilidad de rebajar los salarios e imponer ‘contratos de aprendizaje’ a dos pesos la hora no sea un ‘privilegio’ de dos o tres pulpos automotrices.
Hablan y actúan. En Sevel (Palomar), Macri prepara el despido en masa de compañeros, con la formalidad de ‘recontratarlos’ luego en los términos del convenio Fiat. En Sevel (Berazategui), los trabajadores que queden, bajo nuevos dueños, correrán la misma suerte: pérdida de la antigüedad, reingreso como ‘aprendices’, salarios un 60% por debajo de la escala. En CORMEC (Córdoba) la patronal se apresta a hacer los mismo.
En resumen, los capitalistas exigen a voz en cuello una reducción del 50% del salario y la aplicación de los contratos de ‘aprendizaje’ (con salarios de 200 pesos que el Estado cubre hasta un 50%, que habilitan el despido cada tres meses, sin indemnización, sin jubilación ni salario familiar) para todos los trabajadores.
Las grandes fábricas, las principales líneas de transporte y las administraciones provinciales (con el plan del Banco Mundial de llevar los sueldos a 200 pesos), todos han quedado en el frente de batalla contra el ataque capitalista.
Los trabajadores necesitamos oponerle una política con el mismo alcance y mayor decisión. ¿Cuál es ‘nuestra’ salida? Organizar la lucha por el 50% de aumento de salarios, para quebrar en la raíz el intento de tirarnos por la cabeza el convenio Fiat y las ‘leyes de emergencia’, 50% de aumento, jornada de 8 horas, reparto de las horas de trabajo entre todos sin afectar el salario, defensa del convenio colectivo de trabajo, paritarios electos en asamblea. Enfrentar el entreguismo de las burocracias sindicales con la coordinación de lucha de las principales fábricas, líneas de transporte y reparticiones públicas.
El gobierno está débil, partido en una guerra entre mafias capitalistas y odiado por la mayoría de la población. Un proceso de lucha que ponga en pie a las concentraciones obreras más importantes del país, puede quebrar el pacto infame y abrir una nueva situación. Hay que contactarse, exigir y organizar plenarios y asambleas.
Podemos derrotarlos. Y decidir de una buena vez si éste es el país de ‘ellos’ o el país ‘nuestro’.