Sindicales

1/7/2021

¿Qué hay detrás de las “paritarias” bonaerenses?

Asambleas para romper el cepo de Kicillof y los bonistas buitre.

En una seguidilla exprés, el gobierno del Frente de Todos recibió este miércoles 30 a los gremios estatales, a la Asociación Judicial Bonaerense (AJB) y al Frente de Unidad Docente Bonaerense (Fudb) que integran Suteba, FEB y Udocba. La convocatoria a la Comisión Técnica Salarial, “un anticipo de la paritaria” como la llaman las burocracias, coincidió con la difusión de los datos oficiales sobre el derrumbe del salario en la Argentina.

Seis de cada diez trabajadores cobran sueldos por debajo de la canasta básica, hoy en $65.000, y el 50% percibe salarios del orden de los $30.000, que equivalen a menos de 200 dólares. La masa de pobres incluye a los trabajadores en blanco producto de la inflación y las paritarias a la baja.

Burocracias sin mandato

Según las direcciones kirchneristas el gobierno de Kicillof se mostró comprensivo ante el “desfasaje” de los salarios con respecto a la inflación. Puro verso para ocultar el ajuste y la entrega del salario: apenas dos semanas atrás, la ministra de Trabajo, Mara Malec, aún rechazaba la reapertura de las paritarias en la provincia de Buenos Aires; y a la par, las burocracias sindicales seguían elogiando la firma de los acuerdos paritarios por “encima de la inflación”.

Una truchada completa porque el 30% consignado en el presupuesto provincial 2021, y pactado entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, fue un dibujo mentiroso para imponer los techos paritarios a sabiendas de que la inflación anual no iba a bajar del 45-50%.

En un plenario de secretarios generales posterior a la firma de la paritaria, Baradel negaba que la inflación fuese a superar la pauta salarial del 30% y le enrostraba a la Multicolor ser funcional a la derecha porque rechazaba el “acuerdo”.

Las burocracias se adaptaron doblemente al ajuste porque firmaron las paritarias en cómodas cuotas, y en el caso de los docentes con básicos de miseria. Es lo mismo que hizo el diputado kirchnerista Hugo Yasky -padrino político de Baradel y secretario general de la CTA “de los trabajadores”- apoyando el “incremento” del salario mínimo: una estafa antiobrera acordada con el gobierno y las patronales en el Consejo de la Productividad y el Salario, que pateaba para febrero del 2022 un salario de $29.000. Partiendo de esta miseria, Yasky se acuerda ahora de “actualizar” el salario mínimo.

Los comunicados posteriores a la reunión de la Comisión Técnica Salarial no pasan de las generalidades; señal de que ésta fue una puesta en escena aprovechando el colaboracionismo y la pasividad de las conducciones burocráticas -afanosas por entrar en las listas del Frente de Todos para las elecciones legislativas. Según el secretario general de la Asociación Judicial Bonaerense, la revisión salarial que propone seguirá acotada a “acuerdos cortos”, un eufemismo para disimular las cuotas que son una forma de reducción del salario frente a la inflación.

Roberto Baradel, en nombre del Consejo Ejecutivo Provincial, tampoco precisó cuál fue el reclamo de Suteba ni la respuesta del gobierno. La conducción celeste concurrió a la “paritaria” sin mandato, como denunciaron las seccionales Multicolor que llevan adelante un plan de acción por el salario, la vacuna, el plan de obras en las escuelas y contra una presencialidad sin condiciones epidemiológicas, climáticas ni edilicias.

Suteba Provincia firmó en marzo un acuerdo paritario en tres tramos, el primero de los cuales quedó ya cinco puntos por debajo de la inflación. Ahora pide que “el segundo tramo del primer semestre quede arriba de la inflación” para “discutir más adelante el último trimestre del año”. En buen romance, Baradel limita la “recomposición” a un adelanto de las cuotas manteniendo los salarios de una gran franja de la docencia bonaerense por debajo de la pobreza.

El mismo papel lamentable jugó la burocracia de ATE Provincia, que quiere imponer la extensión de la jornada de trabajo a cambio de una diferencia salarial que es pan para hoy y hambre para mañana. Los miserables salarios estatales son funcionales a los Cachorro Godoy y los Colo De Isasi de ATE, que los manipulan para cambiar el régimen horario con mayor flexibilización y sobrecarga laboral. En la previa, la dirigencia Verde de ATE tuvo tiempo para sacarse fotos con Alberto Fernández, agradeciéndole su “preocupación por los salarios”, una lamida de botas para colarse en las listas del Frente de Todos.

Asambleas para romper el techo salarial

Los acuerdos salariales ruinosos firmados por las burocracias sindicales estuvieron entre el 34-35% de aumento, en tramos a marzo, junio y septiembre, con “revisión” en noviembre. Los trascendidos hablan de una eventual oferta de adelanto de la última cuota para los judiciales de la AJB y los profesionales de la salud nucleados en la Cicop. Es lo que también piden ATE Provincia y la burocracia celeste de Suteba. Si se confirma esta “propuesta”, la llamada recomposición del salario se limitará a un recorte de las cuotas postergando nuevamente la discusión de la reapertura de paritarias para fin de año.

El gobierno ya habría adelantado la posibilidad de modificar el esquema de cuotas por decreto, sin reapertura alguna. Lo que está claro es que el aumento de salarios para cubrir el costo de vida exige la movilización de los trabajadores. La reapertura de las paritarias es una consigna de unidad y organización para quebrar el ajuste salarial a la medida de los bonistas de la usurera deuda externa. A la integración de las burocracias le oponemos las asambleas y cuerpos de delegados con mandato de las bases.

Las agrupaciones que somos parte de la Coordinadora Sindical Clasista del Partido Obrero luchamos por paritarios mandatados en asamblea, un salario igual al costo de la canasta familiar y un salario de emergencia para los trabajadores desocupados. Esta lucha es inseparable de la batalla estratégica por la recuperación de los sindicatos, la expulsión de las burocracias sindicales, y la construcción de una nueva dirección clasista en el movimiento obrero por la que batalla el Plenario del Sindicalismo Combativo.