Sindicales

19/9/1995|465

“¡Que la crisis la banque la patronal!”

Desde hace meses, la patronal de Aurora-Siam viene imponiendo una política de suspensiones masivas, despidos selectivos y atrasos en el pago de las quincenas. Aduce “crisis” y caída de las ventas. Claro que, durante 1991 y 1993, triplicó sus ventas de electrodomésticos y absorbió plantas y proveedores hasta integrar un grupo empresario con catorce establecimientos industriales. Inclusive, ahora se está beneficiando por la quiebra de sus competidores más débiles. En realidad, la patronal está explotando la crisis para desprenderse de los trabajadores más calificados y antiguos, para reemplazarlos por contratados y para barrer definitivamente con las conquistas del convenio metalúrgico.


La Comisión Interna y los delegados (que responden a Guerrero y Miguel) recorren las secciones “aconsejando” a los compañeros más antiguos a “que arreglen” (el retiro). Hace un mes, antes de la última oleada de suspensiones, informaron que estaban gestionando ante la Provincia de Buenos Aires un crédito “blando”… para la patronal, asegurando que —de obtenerse— la fábrica “normalizaría su producción”.


El crédito fue otorgado… pero la situación de la fábrica no cambió: sigue semiparalizada y los trabajadores están con una quincena sin cobrar. Mientras tanto, se están trasladando máquinas entre las diferentes plantas de Aurora, y todo indica que el “préstamo” está siendo utilizado para fusionar varias plantas en una, con el consiguiente cierre de establecimientos y despidos. La política de atraso en los pagos y suspensiones masivas prepara el terreno, precisamente, para esas cesantías.


El pasado viernes 15, los trabajadores esperaban cobrar la quincena atrasada. Ante la falta de confirmación del pago, la Comisión Interna llamó a los trabajadores a concentrarse frente a Personal, mientras ellos se entrevistaban con la patronal. Al salir, la interna anunció que se cobraría… 100 pesos por trabajador. Un compañero, entonces, planteó: “No, no nos vamos. Porque la plata para nuestros sueldos está: la patronal hizo fortunas a costa nuestra durante los últimos años, vendiendo como nunca y haciéndonos trabajar 10 y 12 horas por día. Que pongan la plata que ganaron para pagarnos los sueldos. Si nosotros los bancamos en todo ese tiempo, ¡que ahora la crisis la banque la patronal! ¡Queremos cobrar y no nos vamos!”.


El compañero fue aclamado por todos. La Interna, entonces, insistió en desconcentrarse; sólo diez trabajadores la acompañaron. El resto de la fábrica continuó en Asamblea, al grito de “queremos cobrar”; incluida estaba buena parte de la base de la propia lista Rosa de Guerrero.


“Cuando nos desconcentramos —comentó un activista a Prensa Obrera— tuvimos la sensación de que nada volverá a ser igual en la fábrica. En las secciones, los compañeros se animaron a decir abiertamente lo que todos pensaban desde hace mucho y por miedo no podían expresar: que son traidores y vendidos, que trabajan para la patronal”. Aunque no se logró más que cobrar los 100 pesos “a cuenta”, una gran parte de los compañeros salieron eufóricos esa tarde de la fábrica.


Se ha creado una nueva situación para enfrentar los ataques patronales que se vienen (nuevas suspensiones y despidos). El reclamo de la asamblea general (siempre negada por la burocracia) puede imponerse ahora, para iniciar un plan de lucha, reclamar un plenario de delegados de la UOM y una movilización de conjunto contra las cesantías y los ataques al convenio.