Sindicales
28/1/2015|1348
Que la crisis la pague Pescarmona
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La patronal de Industrias Metalúrgicas Pescarmona Sociedad Anónima (Impsa) viene desarrollando un plan de reestructuración corporativa desde mediados de 2014, que incluyó el despido hormiga de decenas de compañeros a lo largo de 2014 y la suspensión de todos los trabajadores a fines del año pasado.
La empresa declara una crisis de deuda por 1.200 millones de dólares que incluyen un bono por 380 millones colocados en Wall Street, no obstante en 2006 compró la sección de producción de energía hidroeléctrica de General Electric, ganó licitaciones millonarias en los últimos años en Filipinas, Venezuela, Colombia y Brasil.
La empresa entró en defol en septiembre pasado por no pagar un tramo de deuda por 43 millones de dólares. Según Impsa por atrasos en los pagos del Estado brasilero y venezolano, todo un símbolo de la unidad latinoamericana de los K.
La crisis es de ellos
Desde hace unos años, Impsa ha sido relegada de los negocios con el Estado en favor de Electroingeniería y otras; no obstante, en los últimos meses, el gobierno nacional viene poniendo 2,2 millones de pesos mensuales desde noviembre y hasta abril para el pago de sueldos; sin embargo, a los trabajadores se les debe en algunos casos desde diciembre incluidos aguinaldos.
El gobierno nacional estaría dispuesto a estatizar parte de la deuda de Impsa a cambio de un paquete accionario de la empresa, lo cual es un factor de crisis porque no cierran los porcentajes accionarios ni los montos económicos a desembolsar. Otro punto de discordia es que los Pescarmona plantean como condición mantener el control del directorio de Impsa, lo que contraría la orientación de la camarilla gobernante.
En este cuadro, la patronal acicatea el conflicto incumpliendo los acuerdos, para patear la pelota a la cancha del gobierno, mientras que la burocracia de la UOM pretende mantener la paz social en el campo del oficialismo.
La reacción obrera
Los trabajadores han impuesto movilizaciones y piquetes en los portones de la fábrica, desde el 22 de enero, todos los días, incluso contra la voluntad del sindicato.
En épocas de bonanza, los Pescarmona no repartieron las grandes ganancias que tuvieron, ahora pretenden repartir las supuestas pérdidas entre los obreros. Si la crisis es tal, la patronal es la que debe afrontar la situación con la enorme acumulación de ganancias de las últimas décadas. Se debe proceder a la apertura de los libros contables para conocer a ciencia cierta la naturaleza de la crisis.
No obstante, deben cumplir con el pago de las quincenas adeudadas, el aguinaldo, los ítems por productividad y antigüedad y no descontar los días de suspensión.
Si el trabajo es escaso, la patronal debe crear un cuarto turno para repartir las horas de trabajo sin afectar el salario, para que nadie quede suspendido ni despedido.
Los diputados del Partido Obrero vienen exigiendo una sesión extraordinaria de la Legislatura para tratar el problema, mientras Paco Pérez ofreció comprar el 30% de un emprendimiento de Impsa. Es decir que sale una vez más al rescate del capital, mientras le niega fondos a hospitales y escuelas.
Si Impsa está quebrada, no puede ser rescatada con los fondos públicos, como sucedió reiteradas veces en el pasado; debe ser estatizada y puesta a producir bajo el control de los trabajadores.
La fuerza de la realidad impone la preparación de la ocupación de la planta para llevar al triunfo todos los reclamos obreros.