Sindicales
5/11/1987|205
Smata
Que se repartan las horas de trabajo disponibles
Ni despidos, ni reducción de salarios

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Las grandes terminales multinacionales comenzaron una seguidilla de suspensiones de su personal. En Córdoba, la Renault suspendió durante una jornada a 2.000 trabajadores de sus tres plantas. La alemana Mercedes Benz suspendió durante ocho días a otros casi 2.000 operarios. Estamos en el inicio de una campana de suspensiones y despidos en toda la industria automotriz: en Volkswagen hay fuertes rumores de suspensiones; las autopartistas y concesionarias también han comenzado las suspensiones: Perdriel licenció por toda una semana al conjunto de sus operarios, sin pago de salarios.
Con las suspensiones las patronales descargan sobre los trabajadores la brutal crisis capitalista en curso. Durante el primer semestre del año, con las ventas hacia arriba, las patronales aumentaron las horas trabajadas y los ritmos de producción. La caída salarial del primer semestre fue “compensada” mediante el aumento de las horas trabajadas y las extras. Este incremento de la superexplotación de los trabajadores mecánicos fue a parar, por entero, a los bolsillos de los pulpos multinacionales. A partir del segundo semestre, con la caída de las ventas, comienzan a cortarse las extras y ahora se suman las suspensiones.
Los pulpos, sostenidos por la burocracia, presentaron la falsa opción de "despidos o suspensiones”. Sin embargo, las suspensiones son sólo la primera etapa de los despidos masivos. Renault ya ha cuestionado la estabilidad de los contratados (unos 200 compañeros) y sobre los mecánicos de Ford y VW está pendiente la espada de Damocles de la racionalización.
Las patronales, la prensa y la burocracia intentaron mostrar el carácter “natural” de las suspensiones, o posibles despidos, a causa de la “caída de las ventas”. Pero la crisis automotriz no tiene nada de “natural”, sino que obedece, por entero, al carácter de la producción bajo el capitalismo, cuyo único objetivo es la obtención de la ganancia máxima. Ante la baja de las ventas, las patronales despiden a la mitad de los trabajadores para mantener y aun aumentar su explotación sobre la mitad restante. En oposición a las suspensiones y despidos, reclamamos que se repartan las horas de trabajo disponibles entre todos los operarios sin afectar los salarios.
La burocracia del Smata no ha movido un dedo contra las suspensiones. Los burócratas mecánicos han convertido la parálisis en teoría: “No podemos autosuspendernos con paros", dijo el cordobés Campellone. Este brutal ataque se va a acentuar con el avance de la recesión. Es necesario, entonces, un plan de lucha. Que la crisis la paguen los que la crearon. Ni un despedido ni una suspensión: reparto de las horas de trabajo disponibles enfrentados los trabajadores. No tocar el salario, por un salario igual a la canasta familiar para todos los mecánicos.